MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
28 de septiembre
Espíritu de arrebatamiento
"Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan
a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran
en seguida" (Luc. 12:36).
El Señor Jesús enseñó que era necesario
estar atento a las señales de su venida para estar así preparados. Sin embargo,
el énfasis en la cristiandad ha sido conocer las señales, pero no siempre para
estar preparados, sino como un mero ejercicio intelectual, como mera curiosidad
doctrinal.
Stephen Kaung lo
advierte así en uno de sus libros: "Muchas profecías relacionadas con su
segunda venida son enseñadas y conocidas en todo el mundo cristiano, como si
todo el pueblo de Dios estuviese esperando su venida. El mensaje sobre la
segunda venida del Señor es probablemente uno de los temas más populares en los
círculos cristianos. Lamentablemente, la realidad es que muy pocos están de
verdad esperando su venida. Muy pocos, muy pocos, asimismo, están realmente
preparando el camino para su venida."
La actitud deseable ante la venida del Señor
es la de la novia que espera al Novio. Esta sola figura, aplicada en un plano
meramente humano, nos muestra la expectación y anhelo, el latir del corazón, la
espera nerviosa y gozosa de la amada por su amado. Sin embargo, en el plano
espiritual, pareciera que estamos muy lejos de ello. Seguramente el Señor sufre
al ver la actitud de su amada, por la cual él entregó su vida, que con tanta
indiferencia y mera curiosidad habla de su venida, pero sin desearlo
fervientemente. ¿Cómo, pues, podría él apresurar su venida si siente que no es
anhelado suficientemente por su amada?
El compromiso con el mundo, el afán por las
cosas visibles, el adulterio del corazón; todo ello ha turbado a la novia, de
modo que no es capaz de sentir los puros afectos de la feliz enamorada. Pero
hay fieles que nos muestran el otro camino, el correcto y verdadero.
Se dice de Margaret Barber que cada día, al
ponerse el sol, y cada fin de año, cuando todo el mundo se llenaba de jolgorio,
ella reclamaba al Señor por qué no había venido aún. De la misma manera, su
joven discípulo Watchman Nee,
vivió y escribió acerca del "espíritu de arrebatamiento". Aún más, él
dijo que la pérdida de esta expectación era uno de los objetivos de Satanás en
la guerra espiritual.
En su poema "Desde Betania", de Watchman Nee, encontramos una
hermosa expresión de este "espíritu de arrebatamiento":
Desde Betania, en tu partida,
nostalgia
inmensa inundó mi ser;
no
quisiera ya tocar mi arpa,
¿cómo hacerlo, si no estás
aquí?
En la oscura noche de mi soledad,
en
sosiego pienso sólo en ti,
el tiempo
ha pasado, y estás lejos,
mas tú
prometiste regresar.
Recuerda tu promesa, oh
amado,
ven
pronto, atráeme hacia ti;
tantos
días y años han pasado,
cansado
estoy, acuérdate de mí.
Tus pisadas siento tan distantes,
¿cuánto tiempo aún ha de
pasar?
Mi voz se eleva a ti desde la noche:
¡No tardes, ven y llévame, Señor!