MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
12 de septiembre
Canaán como figura de la iglesia
El Señor Jesús es la aurora que nos visitó
de lo alto y ahora está encaminando nuestros pies por el camino de la paz (Lc. 1:78-79). Él quiere, para nosotros, quietos lugares de
reposo, moradas de paz, una tierra que fluye leche y miel.
Sin embargo, paradójicamente, sólo es
posible entrar a este lugar de descanso con lucha, esforzándose para entrar (Heb. 4:11). Para entrar en Su reposo es necesario trabajo,
esfuerzo y luchas intensas contra los habitantes de
En Egipto, figura del mundo, estábamos
separados de la vida de Dios. El desierto es un lugar para conocer a Dios, y
separar los que creen de los incrédulos, los fieles de los infieles. Canaán es
el lugar de los hijos de Dios, lugar de descanso, del reposo de Dios y de sus
obras, donde el Señor también encuentra su reposo para gozar con sus hijos y
hacerlos crecer en la comunión y en
Todo en Canaán prefigura la iglesia, incluso
la propia ciudad de Jerusalén (Heb. 12:22). En Canaán
a pesar de las luchas, sólo hay promesas de victoria. Las puertas del infierno
no prevalecen contra ella, y es ella quien pelea las batallas de Dios en la
tierra, la que toma Su armadura (Ef. 6). Es ella quien batalla y vence.
En la iglesia, como en Canaán, todas las
derrotas se dan sólo a causa del orgullo, o por tomar del anatema; no obstante,
en la obediencia y en la fe siempre habrá victoria, pero nada de ello sin
lucha.
Canaán ya había sido el lugar de
peregrinación de nuestro padre Abraham, y esto prefigura la iglesia en su
principio, pero ahora es tierra de jebuseos y de gigantes, y debe ser tomada
con fuerza, en el poder del Señor (Ef. 6:10). Un pueblo débil, sin recursos,
pero que guarda Su palabra y no niega Su nombre.
Los infieles e incrédulos quedarán postrados
en el desierto, no entrarán en su reposo, pero los que creen poseerán la tierra
de la peregrinación, la tierra de la promesa, del primer amor, el lugar que
Dios escogió para colocar Su nombre, el nombre que es por sobre todo nombre:
Jesús el Señor, salvación nuestra.
En Hebreos 4:1-3, el Señor nos hace una
exhortación para que temamos, porque la promesa que ha sido dada a nosotros
también les fue dada a ellos, pero no les aprovechó, porque no fue acompañada
de fe en aquellos que
Canaán es una tierra santa, como lo es
también