MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
2 de septiembre
Separación
El principal resultado de la caída del
hombre en Edén fue
La primera reacción de Adán y Eva luego del
pecado fue de miedo, de desazón, por lo que se ocultaron de la presencia de
Dios. La conciencia comenzó a hacer su trabajo, incluso antes de que oyeran a
Dios buscándoles en el huerto. Desde entonces, aunque se intente acallar esa
voz, se hace oír siempre a favor de Dios, sumiendo al hombre en el descontento,
la insatisfacción y la culpa.
El hombre fuera del huerto conoce el bien,
pero no puede hacerlo; y conoce el mal, sin poder zafarse de él. Es un dilema
que le desestabiliza y deprime: es el drama del hombre alienado de Dios. El
cuadro de Romanos 3:10-18 describe al hombre sin Dios; en tanto el cuadro de
Romanos 7:7-23, describe al hombre creyente. Un cuadro es casi tan sombrío como
el otro. La psicología y la psiquiatría han debido inútilmente hacerse cargo de
la condición caída del hombre, para intentar remendar lo que sólo Dios puede
remediar.
El pecado produjo la separación entre Adán y
Eva, por la acusación mutua; entre el hombre con su hermano, en el primer y
espantoso fratricidio; entre el piadoso y el impío, evidente en los
descendientes de Caín y los de Set; entre el padre y el hijo, representado por
Noé y su hijo Cam; entre un pueblo y otro, en la
confusión de sus lenguas. Todo se disgregó y huyó de su centro; todo perdió su
equilibrio para apartarse lejos.
La naturaleza, en un principio puesta a los
pies del hombre para que le sirviese, y para el hombre señorease sobre ella, se
levantó contra su amo y lo sobrepasó. Los cardos y los espinos surgieron, y se
negó a darle el fruto para sus sustento. Más adelante
habrá de servir como instrumento de juicio para toda la humanidad corrompida.
La naturaleza sólo recuperará la salud cuando Cristo reine sobre
La postrera separación fue la más grave de
todas y la que, en definitiva trajo la reconciliación a todo lo creado. El Hijo
de Dios en la cruz del Calvario clamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?". Allí, en esa separación, volvió la paz que se había
roto, y los contrarios se volvieron a unir. Dios recupera al hombre y el hombre
se vuelve a Dios. ¿La explicación? El pecado fue quitado. Porque el pecado
separa, pero la cruz de Cristo nos vuelve a reunir.