MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
30 de octubre
El reloj de Dios
"Entonces Jehová dijo a Abraham: Ten por cierto
que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será
oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán,
juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza
… Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado
a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Gn.
15:13-14,16).
---Cuando
Dios hace el pacto con que favorecerá a Abraham, su amigo, y a su descendencia,
le habla del futuro de ella. Le anuncia que ella será esclava, y que luego
saldrá del lugar de esclavitud con gran riqueza, y que luego le dará a ella la
tierra de Canaán en posesión.
---A
partir de estas palabras se deduce claramente que la historia futura de Israel
estaría asociada a dos naciones, y más específicamente, a los juicios de Dios
hacia aquellas naciones. En Egipto habrían de ser esclavos, pero Dios juzgaría
a Egipto. Más tarde, habrían de poseer Canaán, pero Dios juzgaría a Canaán.
---A
causa de que Dios es justo, Dios no envía sus juicios sin que no haya una causa
suficientemente poderosa. Dios no podría juzgar a Egipto y al amorreo si la
maldad de ellos no había llegado a su colmo. Dios bendeciría a Israel en Egipto
y en Canaán, pero su bendición estaría asociada a los juicios de Dios para
aquellos pueblos.
---Esto
nos ilustra un principio muy importante en el obrar de Dios. Los movimientos de
Dios con su pueblo no suceden independientemente de sus movimientos con el
resto de los hombres y las naciones. Dios va engarzando todo perfectamente,
ordena el escenario del mundo sabiamente, de modo que Dios pueda dar a cada uno
según corresponda. Unos recibirán bendiciones y otros, juicios, según el
determinado consejo de Dios.
---Dios
no podía sacar a Israel de Egipto a menos que la maldad de Egipto hubiese
colmado la paciencia de Dios, y los juicios se hicieran necesarios. De la misma
manera, Dios no podía hacer caer a los cananeos bajo el látigo justiciero de
los israelitas, a menos que la maldad de ellos hubiese llegado a su colmo.
---Cuando
Dios ordena los grandes hitos de la historia de su pueblo, tiene en cuenta a
los demás hombres – y la simultánea ocurrencia de hechos de justicia y de
gracia que ha prescrito para ellos.
---Esto
tiene una aplicación a nuestra propia historia presente. Dos ejemplos. A veces
oramos pidiendo algo específico, pero sentimos que Dios se tarda demasiado en
respondernos. A veces nos parece que la venida del Señor Jesucristo se también
se tarda demasiado, pese a las insistentes oraciones de su pueblo. ¿Cuándo y
cómo Dios responde las oraciones de su pueblo?
---Cuando
Dios decide intervenir en la vida de sus hijos, él ordena primero el escenario
en que ellos se desenvuelven, concatena los hechos específicos con otros más
amplios, hace coincidir hechos de gracia con otros de justicia, todo en un
orden tan perfecto que nada sucede gratuitamente, sino de la manera que Dios
determina, y en el tiempo preciso. Suyos son el qué, el cómo y el cuándo
obrará.
---Nuestra
mirada suele ser demasiado estrecha, y con ella a veces juzgamos
equivocadamente el accionar de Dios. Pero el reloj de Dios no se mueve tan
simplemente como el nuestro.