MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
29 de octubre
Visión y prueba
---"Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a
Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se
transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos se hicieron blancos como la luz" (Mat. 17:1-2).
---"Cuando descendieron del monte, Jesús les
mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre
resucite de los muertos" (Mat. 17:9).
---"Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que
se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos
aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a angustiarse en gran manera" (Mat.
26:36-37).
---El
Señor Jesucristo es, simultáneamente, Dios y hombre. Como hombre, su vida fue
perfecta a los ojos del Padre. No mucho tiempo antes de su crucifixión, agradó
a Dios que tres discípulos vieran al Señor en Su gloria, gloria como del
unigénito del Padre. Seguramente esa visión impactó para siempre la vida de
aquellos tres discípulos. Es natural que todos los que le aman también deseen
recibir una visión como aquélla…
---Sin
embargo, no olvide que el seguidor de Cristo no debe permanecer en el monte
alto. Muy cerca se encuentra el valle y, más allá aún (…) está la oscura
sombra de los olivos en el Getsemaní. Para todo
aquello, esto (la transfiguración) es una preparación; es un proceso divino de
entrenamiento y es lleno de gracia. El valle y Getsemaní
están más allá del monte santo. Dios nunca nos lleva a ellos, sino por el
camino del monte. El monte siempre se encuentra (…) antes de las
tinieblas más oscuras de la prueba más severa.
---También
es verdad que la revelación es concedida de acuerdo con
---Después
de pasadas la transfiguración, y el huerto, y la cruz, y la resurrección y la
ascensión, el Maestro no concederá sus recompensas de acuerdo con el número de
visiones, sino de acuerdo con la fidelidad a las oportunidades que él crea. ¿No
hay visión? Entonces que no falte fidelidad, y puede ser que esa sea la vida
más heroica. Al hombre a quien Dios concede una visión debería parecerle fácil
ser heroico después de recibirla. Para la mayoría de los apóstoles y discípulos
no hay visión. Ellos, con paciencia, le siguen "hasta que apunte el día y
huyan las sombras" (Cantares 2:17a). No pidas ninguna visión, oh alma mía, para que no ocurra que con ella llegue también
la prueba que Dios no había planeado para ti. Recibe lo que él concede y sigue
en sus huellas".