MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
24 de octubre
En un día sombrío
---En
nuestro hemisferio sur, se ha iniciado ya
---Cuando
miro a ese cielo oscuro, recuerdo una experiencia de hace muchos años atrás, en
un aeropuerto, al abordar un vuelo bajo un cielo encapotado y un viento helado
que parecía llegar hasta los huesos.
---Sin
embargo, a medida que el aparato se remontaba más allá de las nubes, ¡oh maravilla!, en aquella altitud reinaba un sol
esplendoroso, y aun hacía calor. El avión volaba sobre un espeso mar de nubes,
y al mirar por la pequeña ventanilla yo veía el sol radiante que acariciaba mi
rostro. Era un contraste increíble con el panorama que había contemplado en
tierra escasos minutos atrás.
---El
recuerdo de esta escena, hoy, me hace pensar en nuestra vida de creyentes. A
menudo, enfrentamos días semejantes a aquél, muy grises y helados. Nuestro
corazón se sobrecoge y se llena de temores. Hombres de poca fe –como
somos en realidad–, nos parece que esta
oscuridad se prolongará por mucho, mucho tiempo.
---Sin
embargo, aliéntese el corazón de los que buscan al Señor, porque en lo alto,
más allá de los amenazantes nubarrones de tormenta, hay una luz que no se
apaga, hay un Sol de justicia; está nuestro Señor siempre presente, siempre
atento a nuestra necesidad. Él es amoroso, se compadece de nuestras
debilidades, y aun cuando nos parece que estuviera ausente, no es así.
---La
tormenta se cierne sobre nuestras cabezas, el frío nos traspasa. No obstante,
el Sol está aún allá en lo alto; el Señor vela a cada instante por sus siervos.
Pareciera que no podemos verle, y sin embargo, su mirada no se ha apartado de
nosotros. Su trono es inconmovible, el fulgor de su gloria no ha decaído, y su
mirada está puesta en su manada pequeña, en cada uno de sus amados.
---Nos
hará bien alzar nuestra mirada a las alturas. Y si aún no hemos caído en la
desesperación, no es porque hayamos sido fuertes en nosotros mismos, sino
porque allí está él mitigando nuestras angustias, nuestra tristeza, nuestros
temores.
---"No
temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de
Israel; yo soy tu socorro, dice el Señor" (Isaías 41:14). Hay personas que
no tienen esperanza alguna en esta vida, pero los creyentes siempre sabemos que
el tiempo de la angustia tiene fecha de término. El Señor está por ti, el Señor
está por mí. Él es nuestro socorro, nuestro pronto auxilio. Y lo más
maravilloso de todo es que, habitando él en luz inaccesible, ¡vive asimismo en
nuestro propio corazón, por su Santo Espíritu!
---Fiel
creyente, en este día, el Señor te bendiga y te guarde, y haga resplandecer su
rostro sobre ti.