MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
22 de octubre
Ananías
---Ananías, el discípulo de Damasco, aparece una sola vez en
toda la Biblia, cuando es enviado por el Señor para visitar a Saulo. Nunca más
se le vuelve a mencionar. Esto nos sugiere, al menos, que era un creyente de
bajo perfil, que probablemente no era ni apóstol, ni profeta; que era sólo un
discípulo.
---Sin
embargo, la figura de Ananías tiene una tremenda
significación en el Nuevo Testamento. Él aparece en momentos en que Pablo es
alcanzado por la mano de Dios, derribado de su judaísmo ortodoxo, y traído a la
fe del Hijo de Dios.
---Cuando
se le aparece en el camino, el Señor le habla a Pablo, pero no lo suficiente.
Le revela parte de su voluntad, pero no su voluntad completa. El Señor ordena a
Saulo que entre en la ciudad, pues allí se le dirá lo que debe hacer (Hechos
9:6). Y el encargado para decirle "lo que debe hacer" es precisamente
Ananías. El relato de Hechos capítulo 9 nos dice que,
además, Ananías oró por él para que recibiera la
vista, fuera lleno del Espíritu Santo, y probablemente hasta le bautizó.
---Ananías fue el instrumento para mostrarle a Pablo la
iglesia en su aspecto local, práctico y tangible. La iglesia, como cuerpo de
Cristo. Es el hermano que está cerca; el cual, en momentos claves representa a
Cristo, habla por él y actúa por él a favor de nosotros.
---La
vida cristiana no es una vida de relaciones sólo verticales, en que sostenemos
una preciosa comunión con la Cabeza que está en los cielos. Es también una vida
de relaciones horizontales, que disfrutamos con los hermanos y hermanas en la
iglesia local. Dios no siempre nos hablará desde arriba; muchas veces nos
hablará desde el lado, por medio de alguno de sus hijos e hijas.
---Una
vida de relaciones verticales con Dios es preciosa pero insuficiente; una vida
de comunión con el Cuerpo de Cristo completa la provisión de Dios para el
caminar en medio del mundo. Muchas veces la dirección, la provisión, el
consuelo nos son otorgados a través de los Ananías
que no conocíamos, que no tienen ningún relieve, pero a quienes Dios usa
eficazmente.
---Es
una gracia muy grande contar con los Ananías en el caminar cristiano. Ellos están en todo lugar,
como esperando el momento de aparecer en escena para tendernos
---Los
grandes Saulos necesitan de los pequeños Ananías. Los montes deben caer, y los valles ser
levantados. Ellos deben quedar a la misma altura, luego de experimentar un baño
de humildad y de honra, respectivamente; para que nadie en el cuerpo de Cristo
menosprecie a otro, ni nadie mire al hermano hacia arriba.
---La
figura de Ananás nos habla del Cuerpo de Cristo, maravilloso en su sencillez y
en su sabiduría, en su equilibrio y en su abundancia.