MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
19 de octubre
La aurora cristiana
"Mas la senda de los justos es como la luz de la
aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto" (Prov. 4:18).
La carrera de cualquier cristiano no
comienza en la mañana, sino a medianoche. Todo ser humano en la faz de la tierra
nace en delitos y pecados, separado de la vida de Dios por la ignorancia que
hay en él. Nace duro de corazón (Ef. 4:18). Nacemos en pecados, y destituidos
de la gloria de Dios (Rom. 3:23). "He aquí, en
maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre" (Salmos 51:5).
Nacemos en tinieblas, en la mayor oscuridad. (Is.
59:9).
Pero en la hora más oscura de nuestra vida
Dios nos envía su Palabra. "Tenemos también la palabra profética más
segura, a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en
vuestros corazones" (2ª Ped. 1:19).
"Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Salmos
119:105). Pero esta lámpara sola no es suficiente; es necesario que el día
amanezca, y que la Estrella de la mañana salga en nuestros corazones. Su
Palabra es luz, pero ella tiene como propósito hacernos ver
La palabra de Dios es muy importante y
necesaria en este tiempo de tinieblas, pero el propósito de Dios es que el Sol
de Justicia se manifieste en nosotros desde lo alto, a fin de dirigir nuestros
pies por camino de paz. (Lucas 1:78-79). Las Escrituras nos dan testimonio de
Jesús, pero es necesario que vayamos a él para tener vida (Juan 5:39-40). Jesús
es la Estrella de la mañana, el Sol de Justicia, la Luz de
Este es nuestro primer día en el caminar
cristiano. Cuando Cristo pasa a ser nuestra vida se inicia la aurora cristiana.
A partir de ese día somos llamados hijos del día (1ª Tes. 5:5). Desde que la
luz de la aurora brilló en nuestros corazones, vamos brillando más y más, hasta
que seamos un día perfecto, hasta que lleguemos al mediodía. Esta es la senda
natural del justo. "Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:13).
Gracias a Dios, el día amaneció para muchos,
pero la gran mayoría de los hombres y mujeres aún están en tinieblas. Es
necesario que no nos olvidemos de hablar a ellos la Palabra de Dios, porque
ella es una antorcha para los que están en tinieblas. Es necesario que seamos
luz para el mundo, y que resplandezca nuestra luz, y no solamente dentro de
cuatro paredes – en el círculo cerrado de la convivencia con nuestros
hermanos en Cristo: "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la
gloria de Jehová ha nacido sobre ti" (Is. 60:1).
"¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del
que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, que trae nuevas del bien, del
que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios
reina!" (Is. 52:7).