MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
10 de octubre
Los que se pierden la fiesta (1)
"No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un
poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para
que seáis nueva masa, sin levadura, como sois; porque nuestra pascua, que es
Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con
la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes
sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1ª Cor. 5:6-8).
En este pasaje de 1ª Corintios el Señor nos
habla de una fiesta: la celebración del partimiento del pan en conmemoración de
la muerte de Cristo. Sin embargo, celebrar la fiesta con panes sin levadura no
sólo se refiere a la reunión del partimiento del pan, pues en todas las
reuniones debiéramos estar limpios de levadura, es decir, de pecado. Notemos
que el Señor dijo que al partir el pan lo hiciéramos para anunciar su muerte y
proclamar su venida.
En todas las reuniones de la iglesia hay
acciones de gracias y en todas las reuniones hemos de estar limpios de aquella
levadura. En cada fiesta se disfruta el banquete, que es el sentido de la
palabra 'fiesta'. Y nosotros nos juntamos para disfrutar a Cristo, que es
nuestro banquete.
La fiesta se hace por causa de Cristo, y en
cada reunión hay que disfrutarlo a él.
En Éxodo 12:15 dice: "Siete días no
comerás pan con levadura, ni tendrán levadura en sus tiendas". Estos siete
días para nosotros representan todos los días: estamos llamados a vivir siempre
en la justicia y la santidad, a ser luminares en esta generación maligna y
perversa (Fil. 2:15).
¿Y qué es lo que puede opacar a las
estrellas o luminares sino la levadura del pecado? Así que, limpiémonos de toda
contaminación, no sólo para participar de las reuniones, sino que vivamos
limpios todo el tiempo de nuestra permanencia aquí en la tierra.
Un creyente puede contaminar y traer
levadura a la iglesia, como el hombre del caso de inmoralidad en 1ª Corintios
5, o de Acán, en Josué 7. La levadura no sólo son los
pecados grotescos y visibles, sino también aquellos actos pecaminosos
invisibles a los ojos del hombre, pero muy visibles a los ojos de Dios.
Nosotros podemos dar poca importancia a
cosas pequeñas, como por ejemplo, abrigar enojos, raíces de amargura,
menospreciar a ciertas personas, ser injustos en cosas prácticas como deudas,
quedarse con algo que no es nuestro. Sin embargo, en Cantares 2:15 dice que las
zorras pequeñas son las que echan a perder las viñas.
Cuando hay levadura en alguno de nosotros,
eso contamina a los demás, y el pueblo sufre pérdida en el avance del propósito
de Dios. Cuando no hay gloria en medio de la iglesia, no pensemos que todos los
hermanos están pecando: basta que uno tenga levadura en su habitación para que
el pueblo entero se debilite y no pueda hacer frente a sus enemigos (ver Josué
7:1-5).
Echemos manos a la sangre de Cristo, para el
perdón de los pecados, y renunciemos a aquello que los provoca. Para que no nos
perdamos la fiesta.