MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
24 de noviembre
La clase de hombres que colaboran con Dios
---La
edificación de la Casa es una gran obra de Dios, que busca la satisfacción de
Dios. Si examinamos cómo fue edificado el tabernáculo en el desierto, vamos a
encontrar algunas luces acerca de cómo Dios edifica hoy su casa, a quiénes Dios
utilizará para esta tarea, qué clase de personas pueden participar de esta
obra. Cuando leemos el registro de Éxodo, encontramos tres cosas muy
interesantes.
---Cuando
Dios le dice a Moisés que reúnan esa ofrenda para construir el tabernáculo, y
cuando más adelante en otro capítulo reitera eso, encontramos que lo primero es
que haya hombres con visión espiritual, o visión celestial. Es necesario que
Moisés suba al monte, es necesario que Moisés reciba los planos directamente de
Dios, es necesario que no quede ningún detalle fuera de esa visión de Moisés.
Cuarenta días y cuarenta noches. Sin visión no hay obra de Dios. Sin visión
celestial no podemos nosotros colaborar con Dios en su propósito eterno.
Primero, se requieren hombres con visión celestial.
---Segundo:
"...de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón...". Más
adelante se reitera esto mismo, cuando dice: "Tomad entre vosotros ofrenda
para Jehová, todo generoso de corazón". ¡Qué interesante! Dice después:
"Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su
espíritu le dio voluntad..." (Ex. 35:5, 21).
---Cuando
Dios quiso edificar el tabernáculo, no obligó a nadie; no usó de las ofrendas
regulares que se le ofrecían. ¡Cómo podría él construir su habitación con una
ofrenda obligada de gente mezquina, de gente que todo lo hace girar en torno de
sí misma! La casa de Dios es tan santa, es tan pura, es tan noble, que no se le
permite participar en ella a quien no sea generoso de corazón, a quien no crea
que él se debe a Dios, y que todas sus riquezas, sus bienes, todo lo que de
Dios ha recibido, a Dios le pertenece y a Dios tiene que volver.
---Esto
no es el único ejemplo que encontramos, porque si ustedes leen después, cuando
David informa al pueblo que su hijo va a construir la casa en Jerusalén,
entonces de nuevo tenemos lo mismo. David dice: "He acumulado algunos
talentos de oro y de plata; en todo este tiempo he estado pensando en la casa
de Dios. Yo también de mis recursos particulares voy a aportar lo mío. ¿Quién
más quiere dar? ¿Hay otros voluntarios que quieran aportar?". Y dice el
registro que vinieron los príncipes, la gente más noble, trayendo sus ofrendas,
y el pueblo se alegró de ofrendar para Dios (1 Cr.
29). ¿Se fijan que no hay mezquindad allí?
---Tercero:
Hombres y mujeres "sabios de corazón". Porque luego que estuvieron
los materiales del tabernáculo, fueron necesarios los artesanos, los que
trabajaran con sus manos, para hacer toda esa obra maravillosa. Y allí estuvo Bezaleel y Aholiab, una gran
cantidad de hombres y mujeres que tejieron, que bordaron, que prepararon cada
parte de ese precioso tabernáculo. "Sabios de corazón". Dios los dotó
de sabiduría en el diseño de toda obra primorosa.
---Primero,
hombres con visión espiritual, luego, hombres generosos de corazón, y, por
último, hombres y mujeres sabios de corazón.