MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
11 de noviembre
Consagración de los sacerdotes
---La
consagración de los sacerdotes era un ritual muy solemne, que significaba
apartar a unos hombres para el servicio exclusivo de Dios. Cada uno de los
pasos de este rito de consagración tiene, al igual que todo lo del Antiguo
Testamento, una significación espiritual para los cristianos del Nuevo.
---Primeramente
se lavaba y vestía a los sacerdotes con sus atuendos sacerdotales, a la puerta
del tabernáculo; se les ungía con el aceite de la unción, y luego se comenzaba
con los sacrificios. Cada uno de ellos tenía una significación muy importante.
---El
primero era el de un becerro, que era una ofrenda por el pecado (Éx. 29:14b). Nadie puede acercase a servir a Dios sin tener
este problema resuelto. No se trata aquí de los pecados, como hechos
pecaminosos, sino del pecado, como la raíz del problema. Cuando Cristo murió,
nosotros fuimos favorecidos con el perdón de los pecados, pero también con la
eliminación del "yo" pecador (Rom. 6).
Cristo murió y atrajo a todos los suyos hacia sí mismo para una muerte inclusiva
(Jn. 12:32), que solucionaría el problema tanto de
los pecados, como del pecado. Esta es la herencia de todo sacerdote de Cristo.
---Luego,
se ofrecía un carnero como "holocausto de olor grato", una
"ofrenda quemada a Jehová" (v. 18). Este sacrificio era enteramente
para Dios, para la satisfacción de Dios. Esto significa que primeramente somos
liberados del problema del pecado, y luego somos entregados como holocaustos
para entera satisfacción de Dios, para el servicio de Dios.
---En
tercer lugar se ofrecía un segundo carnero, el de la consagración propiamente
tal. De la sangre de este carnero se rociaban las vestiduras, y se ponía sobre
el lóbulo de la oreja derecha, sobre el pulgar de la mano derecha y del pie
derecho de cada sacerdote.
---Luego
se tomaba parte del animal, y se mecía delante de Dios, junto con dos tortas y
una hojaldre del canastillo de los panes sin levadura. Todo ello posteriormente
se quemaba en el altar. Esta era la "ofrenda encendida" para Dios (v.
25b).
---Las
demás piezas del animal eran para los sacerdotes, que comían de ellas. No sólo
la sangre de Cristo (
---Todo
esto nos habla del valor que cada cristiano tiene para Dios, pues ha provisto
de todos los recursos necesarios para que él sea su sacerdote. El objetivo
final no es sólo salvarlo, sino acercarlo a sí, para su servicio santo.