MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
8 de noviembre
La promesa del Espíritu
---Al
leer atentamente Gálatas podemos advertir el interés de Pablo en llevarnos al
Espíritu. Aunque en esta epístola se habla de la ley, de la esclavitud, y otras
cosas aparentemente alejadas de él, está presente de muchas maneras el Espíritu
Santo.
---Los
cristianos de Galacia se habían extraviado de la fe original, para mezclarse
con las obras de
---Entonces
Pablo les hace un recordatorio de Abraham, de cómo fue justificado por la fe, y
de que la bendición de Abraham para nosotros los gentiles es el Espíritu Santo
(3:14). El hecho de que hayamos recibido el Espíritu atestigua que somos hijos
y no esclavos (4:6). De ahí que en esta epístola se hable tanto del Espíritu.
Veamos algunos hechos.
---La
recepción del Espíritu está mencionada en 3:2. La suministración del Espíritu
en 3:5. El andar en el Espíritu en 5:16 y 25. El fruto del Espíritu, en
5:22-23. El sembrar para el Espíritu, en 6:8. Estas diversas menciones
encierran probablemente todas las experiencias del cristiano con el Espíritu.
Incluso el orden en que ellas aparecen es muy adecuado.
---La
"recepción" se refiere a la primera vez que el Espíritu viene a
nosotros. El "suministro" es la provisión permanente y continua.
Luego está el "andar", que es el vivir de cada día sujetos
al Espíritu. Después tenemos el "fruto", cómo no, si el Espíritu es
como un árbol que tiene 9 frutos preciosos, toda la multifacética expresión del
carácter de Cristo. No se trata del resultado de nuestro permanecer, fidelidad,
o trabajo, sino que es el fruto del Espíritu. Por último, el
"sembrar" para el Espíritu es una exhortación para invertir bien
nuestro tiempo y fuerzas espirituales.
---El
Espíritu Santo puede operar sólo cuando estamos en la fe y en
---La
situación de los gálatas era en extremo desfavorable, pues estaban viviendo al
margen del Espíritu, apoyándose en sus propias fuerzas e intentando cumplir la
ley. ¿Habrá una desgracia mayor? Pero esta desgracia no es sólo de ellos.
También puede ser la nuestra si es que también estamos siguiendo "un
evangelio diferente", apoyado en las solvencia del hombre, en las obras de
la ley, en los méritos de la carne, que hace nula la gracia de Dios.