MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
21 de mayo
Las prioridades de un creyente
"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como
necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad
del Señor" (Ef. 5:15-17).
Nuestro anhelo como creyentes es agradar el
corazón de nuestro Padre, haciendo su voluntad en todo tiempo. Sin embargo, en
los días malos en que vivimos, a menudo nos vemos envueltos en la carrera loca
del mundo, situación que de una u otra forma minimiza la eficacia de nuestro
servicio al Señor, debilitándolo o haciéndolo poco fructífero. Como resultado,
cuando tenemos conciencia de no haber llenado la medida de Dios, nos sentimos
frustrados.
Esta debilidad, la mayoría de las veces, es
consecuencia de no haber atendido a la perfecta voluntad de Dios, con respecto
al lugar que damos en nuestro corazón a las cosas celestiales y a las cosas
terrenales. El apóstol Pablo, en los últimos capítulos de su epístola a los
Efesios, nos señala claramente la voluntad de Dios en relación a las
prioridades en la vida del creyente: Dios está primero. Después, la familia y
la relación entre esposos y entre padres e hijos; luego el trabajo y la
relación entre siervos y patrones.
Cabe preguntarnos: ¿Cómo estoy utilizando mi tiempo? ¿Estoy dando prioridad a las cosas celestiales?
¿O es mi familia mi principal dedicación? ¿O es mi trabajo el que ocupa el
sitial preferente? Si el orden de Dios es alterado, sufriremos pérdida.
"Amarás a Jehová tu Dios de todo tu
corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Dt.
6:5). El mandamiento para todo creyente es buscar primero el reino de Dios y su
justicia. Esto implica nuestro servicio al Señor y a los hermanos. Si nos ocupamos
con diligencia en los negocios de nuestro Padre, él se ocupará de los nuestros.
Otra parte importante de nuestro tiempo es
la que dedicamos a
Por último, está el trabajo. La sociedad de
consumo nos empuja en una búsqueda insaciable de satisfacciones y bienes
materiales. En nuestro país se ha acuñado el término 'trabajólico', para
referirse a la persona exageradamente adicta al trabajo. El cristiano no
debería caer en esa trampa. Detrás de todo, está la estrategia de Satanás,
quien, en el caso de los creyentes, los agobia con tareas y los neutraliza en
su servicio al Señor. Por tanto, "...teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto" (1 Tim. 6:8).
Dios tiene