MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
31 de marzo
Cómo hallar el reposo (2)
La razón de por qué Israel no halló el
reposo, según nos enseña Hebreos, es porque ellos indignaron a Dios con su
incredulidad. "Por tanto, juré en mi ira: no entrarán en mi reposo"
(3:11).
En este pasaje del capítulo 3 de Hebreos, en que se cita ampliamente el Salmo 95, se muestra
reiteradamente la conducta del pueblo, y la reacción de Dios. El pueblo
endureció su corazón, provocó a Dios, le probó, le tentó y desobedeció. Por su
parte, Dios se disgustó y se airó con ellos.
Ellos durante cuarenta años vieron sus
obras, pero no conocieron sus caminos. Esto es muy significativo. Ver las obras
de Dios es contemplar los milagros, los portentos, acostumbrarse a las
maravillas de Dios; sin embargo, tales cosas no logran cambiar el corazón. Al
contrario, lo endurecen más.
Más que ver las obras de Dios, ellos
debieron haber conocido los caminos de Dios, los propósitos de Dios. Haber
entendido por qué y para qué Dios les conducía por el desierto. Por qué Dios
permitía que ellos tuvieran hambre o sed. Sin embargo, ellos sólo atinaban a
decir: "¿Estará Dios con nosotros?". Como consecuencia de su dureza e
incredulidad, ellos quedaron postrados allí.
El versículo "Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones" aparece en tres partes de Hebreos (3:7-8;
3:15; 4:7). Esta exhortación es reiterada, porque Israel pecó exactamente en
eso. Ellos oyeron muchas veces a Dios, pero no creyeron a sus palabras, sino
que endurecieron su corazón.
Más
que querer ver milagros, debemos oír la voz de Dios y creerla. "¿Y a
quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron
(o rehusaron creer)? Y vemos que no pudieron entrar a causa de
incredulidad" (3:18-19). La palabra de Dios para ellos, era que Dios les
guiaba, les defendía y que él les introduciría en la tierra, tal como les había
dicho.
Pero ellos no creyeron. Ellos tentaron a
Dios, ignoraron sus fieles cuidados, y se dejaron dominar por el miedo y el
oscuro informe de los diez espías incrédulos.
¿Cuál es la palabra de Dios para nosotros,
que debemos creer y recibir? Es la palabra tocante a Jesucristo y su Iglesia.
De ello hablan los versículo Hebreos 3:6 y 3:14, uno
de Cristo y otro de su iglesia. Nosotros somos hechos participantes de Cristo y
somos casa de Dios.
Si centralizamos nuestra vida en Cristo y si
nos dejamos edificar como iglesia según el modelo de Dios, entonces hallaremos
el reposo que Israel no tuvo. Entonces nuestro corazón hallará alivio de nuestras
soledades, hambrunas y sobresaltos. Si llegamos al lugar donde él mora, el
lugar que el Espíritu Santo edifica como Su casa, entonces reposaremos de
nuestras obras, como Dios reposa de las suyas.
Porque él descansa, nosotros también
descansaremos.