MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
18 de marzo
La carne para nada aprovecha
"Pero los que son de Cristo han crucificado la
carne con sus pasiones y deseos" (Gál. 5:24).
No hay cómo vivir para Dios en nuestra
carne, porque en ella no mora bien alguno. Querer hacer el bien puede estar en
el hombre, pero no el hacerlo, a causa del pecado que lo habita (Rom. 7:18-20). La caída del hombre en el Edén fue total. El
hombre está muerto en delitos y pecados (Efesios 2:1). En la carne, nadie puede
agradar a Dios (Rom. 8:8).
La carne no se sujeta a la ley de Dios, ni
tampoco puede hacerlo (Rom. 8:3-7). Todos los que
estaban bajo la ley, estaban bajo el dominio del pecado. Nuestra naturaleza
adánica, la fábrica de pecados, fue destruida completamente en
La carne lucha contra el Espíritu y por esto
sólo hay un remedio para ella:
Pelear contra la carne para agradar a Dios
es deshacer la obra de la gracia, es hacer vana la cruz de Cristo. Jesús era el
único que podía hacer esa obra de poder. Él nos tomó como hombres pecadores,
bajo la esclavitud del pecado, y nos libertó (Juan 8.36). Ahora nos puede
presentar santos, sin mancha e irreprensibles delante de Dios (Col. 1:21-22).
Ya no somos esclavos. Fuimos libertados para
vivir en santidad y justicia todos los días de nuestra vida. Somos libres por
Cristo, pero no debemos dar ocasión a
Ahora estamos en Cristo, en su Espíritu (Rom. 8:9), por tanto, somos deudores al Espíritu, no para
que andemos según la carne (Rom. 8:12-15). Jesús dijo
que en la vida cristiana la carne para nada aprovecha, sino sólo lo que viene
del Espíritu (Juan 6:63).
Él logró grandes cosas para nosotros.
Debemos avanzar hacia la meta, y asir aquello por lo cual también fuimos asidos
por Cristo (Flp. 3:12-13) Aún no somos perfectos,
pero debemos correr, como un buen atleta, hacia