MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
28 de junio
Enemigos de la cruz
"Porque
por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo dije
llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será
perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan
en lo terrenal" (Filipenses 2:18-19).
Pocas veces Pablo habla con el dramatismo
con que dice estas palabras de Filipenses. La razón de su dolor es muy precisa:
son los enemigos de la cruz de Cristo. ¿Qué sabemos de ellos?
Dos cosas se pueden ver en estos versículos
como características de esta clase de cristianos: su sensualidad y su amor al
mundo. "...cuyo dios es el vientre", dice Pablo. Esto nos habla de
personas que viven en deleites, en placeres: la buena comida y la bebida abundante.
Pero evidentemente esto tiene que ver también con el buen vivir, con el apego
al confort y a las riquezas.
Pablo en otro lugar identifica esta clase de
cristianos como los "amadores de los deleites más que de Dios" (2ª
Tim. 3:4). Pedro los señala como "los que tienen por delicia el gozar de
los deleites cada día" (2ª Pedro 2:13). Judas los describe como los
"burladores que andarán según sus malvados deseos... los sensuales, que no
tienen al Espíritu" (18-19). Si en los días en que Pablo escribió
Filipenses ya existían, en tiempos posteriores (los de las epístolas de Pedro y
Judas) abundaban. En los postreros días (los nuestros) serán una verdadera
plaga.
En algunos círculos cristianos la
prosperidad ha llegado a ser una bandera de lucha y un 'slogan' de moda. Los
que la promueven afirman que los cristianos no sólo pueden gozar de los bienes
materiales, sino que están llamados a ser ricos, y que la riqueza material es
señal inequívoca de prosperidad espiritual. Consecuentemente, la pobreza es
signo de fracaso espiritual y falta de fe.
Esta tendencia ha sido denominada por
algunos como una "nueva cruz", fácil, placentera, acomodada al mundo,
encaminada a satisfacer los deseos carnales y obtener para sus impulsores
pingües ganancias. Por supuesto, esta cruz no tiene nada que ver con la cruz de
Cristo. Esta es una anti-cruz, y sus seguidores son
los mismos "enemigos de la cruz de Cristo" de los que habló Pablo con
tanto dolor.
Los enemigos de la cruz de Cristo no quieren
perder su vida en este mundo; ellos quieren vivir en deleites, disfrutar el
día, olvidarse de dolores y sufrimientos por causa de Cristo. Ellos buscan afanosamente
su felicidad aparte de Cristo, no importando cuántos damnificados vayan
quedando a su paso. Ellos están muy bien disfrutando del mundo, y a su parecer,
el Señor tarda demasiado en volver.
El vientre es hoy el dios de muchos
–como lo fue en los días del apóstol Pablo–
y aun el bajo vientre parece ser el dios de otros muchos que han olvidado las
santas advertencias de las Escrituras, y se han sumido en la concupiscencia.
¡Que Dios libre a sus amados de la profana
corriente que envuelve al mundo!