MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
21 de junio
¿Por fe o por vista?
Eran los tiempos en que Siria tenía guerra
contra Israel, y Eliseo, el profeta de Dios, estaba en una ciudad llamada Dotán. Entonces, el rey de Siria envió hacia allá un gran
ejército, el cual vino de noche y sitió
En este episodio se advierte algo
tremendamente importante: Más allá de la realidad visible, hay otra realidad,
invisible, pero igualmente real, Uno es el plano del espíritu, y el otro, de la
carne y
La fe es un don de Dios. Cuando Dios toca
los ojos de un hombre, entonces éste puede ver. Y no sólo sus ojos ven, sino
que su corazón es tocado también, y se produce un milagro en todo su ser. Esto
es lo que la Biblia denomina "nacer de nuevo" (Juan 3:3-8).
Los que han nacido de nuevo tienen la vida
de Dios, y han nacido del agua y del espíritu. Ellos andan por fe. Uno de
ellos, el apóstol Pablo, decía: "No mirando nosotros las cosas que se ven,
sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que
no se ven son eternas" (2 Co. 4:18).
Los que tienen los ojos del entendimiento
ungidos con colirio ven, como Eliseo, los carros de fuego que Dios ha enviado
para defenderlos. Si usted pone su confianza en el Señor Jesucristo hoy, puede
comenzar a ver así
Esto es imposible de ser hecho por el
hombre. Ningún invento humano podrá jamás producir un milagro así. Todo lo que
el hombre puede hacer es transformar la materia, pero nunca podrá transformar
la ceguera del alma en luz, ni la muerte en vida.
Si usted puede ver los carros de fuego que
hay alrededor y los ángeles que guardan su morada, entonces nada podrá
infundirle temor, porque Dios está a favor suyo. Si usted puede ver estas
cosas, entonces usted es uno que camina por fe.
Hoy hay muchos que siguen los pasos de
Tomás, aquel discípulo que decía: "Si no viere en sus manos la señal de
los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en
su costado, no creeré". A éste, el Señor le dijo: "No seas incrédulo,
sino creyente. Porque has visto, Tomás, por eso has creído. Pero bienaventurados
los que no vieron y creyeron" (Juan 20:24-29).