MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
5 de junio
El pan de vida
"Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35).
Cuando
estamos con hambre, sentimos una necesidad intensa de saciarla. Determinamos
hasta horarios para comer, y si no comemos algo en esos horarios, estaremos muy
incómodos. Pero una vez que comemos no sentimos más incomodidad, sino
satisfacción. Así también es con nuestra vida cristiana. "Porque el pan de
Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor,
danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí
viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Jn. 6:33-35).
El gran
problema es que las personas no se satisfacen sólo con el pan y el agua de
Dios; es preciso algunos agregados. ¿Sólo pan o sólo agua? No; tienen que tener
algún relleno, o algún jugo en el agua. Para ellos, sólo Cristo; sólo el pan y
el agua no son suficientes. Necesitamos complementar eso para que quede más
sabroso.
Como en la
tentación en el desierto, muchos hoy hacen el mismo reclamo: "Y toda la
congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el
desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá
hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos
sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos
habéis sacado a este desierto parea matar de hambre a toda esta multitud"
(Ex. 16:2-3).
Muchos han
procurado satisfacer su sed y su hambre fuera de la Persona de Cristo, mas
nunca quedan satisfechos. Unos procuran dones, otros prosperidad, otros
ministerios, otros sanidad; unos buscan en hombres, otros en templos, en
montes; buscan afuera aquello que sólo van a encontrar en Cristo. "Como el
ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios
vivo; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?" (Sal. 42:1-2).
La religión
es la búsqueda del hombre para satisfacer su hambre y su sed fuera de Cristo.
Si no estamos satisfechos en él estaremos siempre hambrientos, buscando algo
para comer o beber (Jn. 4:13-14).
Lo que
necesitamos es el pan y agua de Dios. Este pan es suficiente y no necesita de
ningún acompañamiento. (Jn. 6:50-51). ¿Qué está usted
buscando fuera de Cristo? No se una a los insensatos. Tenemos mucha hambre y sed
espirituales, pero no encontraremos satisfacción plena si buscamos saciar esta
hambre con pan mohoso, y nuestra sed en cisternas rotas, sino solamente en
Cristo. "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de
agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen
agua" (Jer. 2:13).
En cuanto a
mí, le digo que estoy satisfecho con el pan del cielo y con el agua viva. Esta
agua será en usted una fuente que salte para vida eterna. "En el último y
gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva" (Jn.
7:37-38).