MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
31 de julio
El firme fundamento
A menudo, la vida cristiana es comparada a
una labranza, o a un edificio. En ambos, su edificación empieza siempre desde
abajo. En la labranza, la semilla primero debe ser enterrada, morir, nacer y
enraizar, para después dar fruto (I Cor. 15.36). Así también el edificio.
Empieza por el cimiento, edificando luego hacia arriba.
Estas figuras muestran claramente cómo ha de
ser el crecimiento en la vida cristiana. Primero tenemos que morir y ser
sepultados, para que la vida de la resurrección, la vida del Señor Jesús, brote
para dar mucho fruto. En la edificación de la vida cristiana es necesaria la
operación de la cruz, la muerte de las obras de la carne por el medio del
Espíritu, el vaciamiento del yo, el quebrantamiento. El hombre interior debe
crecer primero hacia abajo, ser fortalecido, arraigado y confirmado, para
después crecer hacia arriba, a partir de la piedra angular que es Cristo.
Este tiempo de edificación no es visto por
los que están fuera. Sólo después que esté bien fundada, arraigada, empieza la
edificación hacia arriba, y sólo entonces empieza a ser notada. Sólo ahí la
vida del Señor aparece. Primero la muerte opera en nosotros, para luego
manifestar la vida (II Cor. 4.12).
Cuanto más arraigados y más fundamentados en
él, más fuerte y aparente se va a desarrollar el crecimiento, principalmente si
ellos están establecidos en suelo pedregoso o sobre la roca (Mat. 7.24). El
Señor conoce nuestra situación y sabe sobre cuál fundamento estamos; sabe cuál
es el tipo de raíz que tenemos y cómo estamos arraigados; si ella es profunda o
superficial, si está en Cristo o en cualquiera otra cosa.
Muchos quieren la edificación, pero pocos
quieren pasar por el trato para alcanzar profundidad en la vida cristiana.
Prefieren una vida rasa, sin sufrimientos. Que el Señor nos ayude a comprender
esto; que recibamos con gracia la edificación que empieza en la base, dolorosa
la mayoría de las veces, para que ella crezca sobre bases sólidas, y la gloria
de Cristo resplandezca.