MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
19 de julio
El lenguaje de la esclavitud
En Éxodo capítulo 5 se puede advertir
claramente la diferencia entre el lenguaje de la fe y el de
Pero, ¿qué ocurre con Israel? Ellos no
conocen ese lenguaje, porque son esclavos. Ellos no están conscientes aún de
quiénes son. Cuando comparecen ante Faraón, oprimidos por el trabajo doble que
se les ha impuesto, le dicen: “¿Por qué lo haces así con tus siervos? No
se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí
tus siervos son azotados y el pueblo tuyo es el culpable”.
Las expresiones en bastardilla demuestran
que ellos manejaban el lenguaje de la esclavitud, no el de la fe, no el de la
dignidad de escogidos de Dios. Ellos se ven a sí mismos como siervos de Faraón,
no de Dios. Obviamente, en esas condiciones, Dios no podía ser creído por
ellos.
Cuando las cosas comienzan a salir mal,
ellos se levantan contra Moisés, diciendo: “Nos habéis hecho abominables
delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que
nos maten”. En vez de unirse a su libertador, se le oponen.
El lenguaje de la esclavitud todavía se
sigue oyendo en labios de muchos hijos de Dios. Los muchos años bajo el dominio
del diablo y del pecado, ha provocado un daño muy grande en la manera de
pensar. Siendo así, resulta más fácil seguir usando el lenguaje de la
incredulidad que el de
La dignidad que tenemos como hijos de Dios
hace necesario que actuemos y hablemos como tales.