MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
17 de julio
Establecerse o salir
En el libro de Génesis encontramos al primer
hombre –el prototipo– de los que Dios ha
llamado a salir: Abraham. Él debía salir de Ur de los
caldeos, de la casa de su padre al lugar que Dios le habría de indicar. Su
obediencia y fidelidad han sido ejemplo de todos los hombres y mujeres de fe
que han vivido hasta hoy.
Pero en Génesis, muy cerca de este hombre de
fe, aparece la de otro hombre: Nimrod, que hace lo
contrario que Abraham, porque él se establece en
Nimrod llegó a ser
el primero poderoso –“prepotente” (Biblia de Jerusalén)– en
Estos dos hombres son los polos opuestos del
gran dilema del hombre en su actitud frente al mundo. ¿Establecerse o salir?
Si seguimos a Nimrod,
entonces, establezcámonos, levantemos ciudades, grandes empresas, seamos
emprendedores, medremos, que el mundo, en toda su amplitud y pompa, nos espera.
El mundo ha de ser conquistado, sus secretos descubiertos, sus riquezas
tomadas, todo él es un desafío a nuestra creatividad, empuje y fuerza.
Si seguimos el camino de Abraham, en cambio,
juzgaremos que el mundo está bajo maldición, que su sistema es corrupto, que
sus riquezas están contaminadas, que su pompa y vanidad se oponen a Dios.
Si seguimos a Abraham viviremos sin esperar
nada de él, sin tomar nada de él, como proscritos, extranjeros y peregrinos.
Viviremos como no poseyendo nada, aunque lo poseamos todo. Caminaremos mirando
más allá de su horizonte, correremos despreciando sus honores, batallaremos en
nuestro corazón contra sus grandezas vanas.
Si seguimos a Nimrod
ganaremos poco; si seguimos a Abraham, ganaremos mucho. Si no seguimos a
ninguno de los dos; si nos quedamos en medio de ambos caminos... indecisos...
titubeantes... ¡lo perderemos todo!