MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
12 de julio
Sabiduría, ciencia y gozo
"Porque al hombre que le agrada, Dios le da
sabiduría, ciencia y gozo" (Ecl. 2.26).
En estos días, oímos a muchos anunciando un
evangelio triunfalista, donde el grado de espiritualidad está relacionado con
el éxito, con la salud, la prosperidad, etc., pero todo externo, visible.
Muchos cristianos prosperan, viviendo con comodidad y sosiego; pero ante el
Señor su vida espiritual es tibia y miserable, carente de sabiduría, de
conocimiento de Dios y hasta de alegría verdadera.
El error, el engaño, es asociar la
prosperidad, la salud y el bienestar con
Durante
Hay una diferencia entre el justo y el
impío, como nos enseña el texto de Eclesiastés citado arriba. La fatiga por el
trabajo, la ansiedad por juntar y amontonar riquezas es para el hombre impío y
no para los santos, porque a los santos es el Señor quien provee.
Todo esfuerzo, empeño e inteligencia
desplegados en esta fatiga son inútiles para el justo (Sal. 127.2). Dios es
quien da las riquezas como también el poder disfrutar de ellas. Todo viene de
Dios. Es un don, una dádiva de él (Ecl. 5.19).
Necesitamos comprender que la sabiduría, la
ciencia y el gozo divino son una Persona y no cosas. Todo lo que nosotros
adquirimos en Él es eterno, son riquezas que no pueden ser robadas o minadas y
mucho menos corroídas por la herrumbre (Mat. 6.19); son riquezas insondables en
Cristo (Ef. 3.8).
Si tú eres bueno, no por tu propia bondad,
sino porque el Señor te hizo justo por su obra en la cruz, él te da sabiduría,
ciencia y gozo. Y las riquezas que has recibido de forma temporal son para que
las disfrutes y las apliques a buenas obras; para que cuando aquellas te
falten, seas recibido en las moradas eternas por los amigos granjeados por ellas,
por aquellos en quienes fueron invertidas (Luc. 16.9).