MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
18 de febrero
¿Dónde está el tesoro?
En esta sociedad 'occidental
cristiana', el dinero y la riqueza son dos de las más importantes metas del
hombre actual. Pero Jesús dijo: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde
la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro
corazón" (Mat. 6:19-21).
Cristo enseñó que los tesoros
de la tierra no son seguros, pero aun así vemos que atrapan el corazón. Todos
los hombres procuran acumular riquezas, por si logran disminuir un poco la
inseguridad de la vida y el temor del futuro. Piensan que teniendo riquezas
podrán tener tranquilidad. Pero el Señor Jesús dijo que la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee.
En nuestros días vemos una
verdadera locura por mejorar la situación económica. Como si eso fuera el todo
del hombre. Y eso que muchos presumen de ser cristianos 'observantes'. Pero
Cristo dijo: "No podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mat. 6:24).
Ambos caminos son incompatibles. Muchos hay que sirven a las riquezas, porque
no conocen a Dios. Esto es, hasta cierto punto, comprensible. Pero también hay
muchos que dicen conocer a Dios, y sirven también a las riquezas. Lo cual no es
tan comprensible.
Sea como fuere, el problema
radica en que los que no tienen su tesoro en el cielo, lo intentan hacer aquí
abajo. El tesoro de los cristianos es Cristo que está en los cielos, y hacia
allá dirigen sus miradas y los más preciados anhelos de su corazón.
Arriba hay un lugar
inaccesible para la polilla, para el orín y los ladrones. No hay clave capaz de
abrir la caja fuerte que Dios tiene arriba, donde guarda el tesoro de sus
amados hijos.
¿Quiere usted hacer tesoros
en el cielo, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios? (Col. 3:1).
Arrepiéntase de sus pecados, reciba a Cristo en su corazón, y él lo
transformará todo en su vida, incluso los afectos de su corazón. Entonces
tendrá verdadera seguridad.
Como hemos visto, ser
cristiano es algo muy diferente a lo que hoy se piensa que es. Usted debe salir
del engaño en que está encerrada esta civilización. Usted desde hoy es
responsable delante de Dios. La humanidad será juzgada un día ante el divino
tribunal, porque está establecido para todos los hombres que mueran una sola
vez, y después de esto el juicio (Heb. 9:27).
Para ser verdaderamente
cristiano usted tiene que ponerse en las manos de Dios para que él le
transforme en una nueva criatura. ¡Acójase pronto a la gracia, a la salvación
que Dios le ofrece en Cristo Jesús!