MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
16 de febrero
El oír de Abraham
"Aquel,
pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace
por las obras de la ley, o por el oír con fe? Así Abraham creyó a Dios, y le
fue contado por justicia" (Gál. 3:5-6).
En este pasaje, Pablo
presenta el ejemplo de Abraham. Ejemplo en cuanto a la fe, pero más
estrictamente, y antes que eso, ejemplo en el oír a Dios. Romanos 10:17 nos
dice que "la fe es por el oír", de manera que la fe de Abraham -y de
todos los creyentes- procede del oír, del oír la palabra de Dios.
"Así Abraham creyó a
Dios..." dice Gálatas. ¿Cómo "así"? Para entenderlo, debemos
unir esta frase con la última del versículo anterior: "...por el oír con
fe". Entonces, ¿cómo creyó Abraham? La Escritura misma nos da la
respuesta: "Por el oír con fe".
Si revisamos el pasaje
referido por Pablo, que se encuentra en Génesis 15, nos damos cuenta que Dios
habló a Abraham tocante a su descendencia cuando éste aún no tenía hijo. Le
llevó a mirar las estrellas, y le dijo: "Así será tu descendencia". Y
el relato agrega: "Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia" (Gén. 15:6).
Algunas Biblias traducen aquí
"y creyó en Jehová", como si el asunto se tratase de creer en la
existencia de Dios, en vez que en su palabra. Pero aquí se trata de creer lo
que Dios dijo. La existencia de Dios no está en juego aquí. ¿Es Dios creíble?
A esta altura, Abraham
conocía a Dios, y él creyó la promesa – aunque su esposa era estéril.
Creyó que él llegaría a tener una descendencia incontable como las estrellas
del cielo. ¡Es una fe asombrosa, sin duda! Pero, ¿cómo llegó a tenerla? Pablo
nos dice: "Por el oír con fe".
Esta clase de "oír"
no es atribuible al hombre, sin embargo. La Escritura nos dice que el oír es por
la Palabra de Dios (Rom.10:17). Es decir, el hablar
de Dios tiene tal fuerza, y produce tal impacto en el hombre, que éste no puede
menos que oír, y consecuentemente, creer. Todo en definitiva, depende, y es
generado, por el hablar de Dios.
En el pasaje de Gálatas 3,
Pablo nos recuerda a Abraham, para confirmar que la fe de Abraham le fue
contada por justicia, y que en el evangelio, todo lo recibimos por
Pero el problema es: ¿Cómo
podemos llegar a tener la fe de Abraham, para reclamar las promesas de Dios, y
recibirlas? Para tener la fe de Abraham es preciso oír como Abraham. ¿Cómo
oímos nosotros a Dios?
Las palabras de Dios están en
la Biblia, y muchas veces él nos ha hablado a través de ella. Sin embargo,
podemos oír con el corazón, como también con la mente simplemente. Exponerse
–es decir, "estar dispuesto para"– al hablar de Dios es
absolutamente necesario para llegar a oír y a creer a la manera de Abraham.
Dejemos que las palabras de
Dios nos rodeen, nos impregnen, nos saturen; que rompan cual martillo la
sordera de nuestro corazón, y entonces seremos verdaderos hijos de Abraham.