MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
7 de febrero
Inversionistas en sabiduría
El escritor brasileño Augusto
Cury, en su libro "El Maestro de los
maestros", plantea que los sufrimientos humanos son una oportunidad dada
por Dios para que podamos invertir en sabiduría.
Cury plantea que Cristo procuraba que sus discípulos se
hiciesen grandes inversionistas en sabiduría, por lo cual aprovechaba cada
oportunidad para enseñarles a crecer en medio de las limitaciones y las
fragilidades humanas. Procuraba abrirles el horizonte intelectual para que
pudiesen ver los sufrimientos bajo otra perspectiva.
Para Cristo, los dolores de
la existencia debían ser usados para pulir las aristas de
"Todos elogian la
primavera y esperan ansiosamente por ella –afirma Cury–,
pues piensan que las flores surgen en esa época del año. En realidad, las
flores surgen en invierno, aunque todavía clandestinamente, y se manifiestan en
primavera. La escasez hídrica, el frío y la baja luminosidad del invierno
castigan a las plantas, llevándolas a producir metabólicamente
las flores que se abrirán en primavera ... El caos del
invierno es responsable por las flores de la primavera".
"A todos nosotros nos
gusta vivir las primaveras de la vida, vivir una vida con placer, con sentido,
sin tedio, sin turbulencias, en que los sueños se tornen realidad y el éxito
toque a nuestra puerta. Sin embargo, no hay un solo ser humano que no atraviese
inviernos existenciales ... Las personas que pasan por
dolores existenciales y los superan con dignidad quedan más hermosas e
interesantes interiormente. Quien pasó por el caos de la depresión, del
síndrome de pánico o de otras enfermedades psíquicas, y las superó, se torna
más rico, hermoso y sabio. La sabiduría vuelve a las personas más atractivas
aunque el tiempo surque la piel e imprima las marcas de la vejez".
"Los discípulos de
Cristo aprendieron, poco a poco, a luchar con madurez con sus sentimientos de
culpa, sus errores, sus dificultades; a transitar con dignidad por sus
inviernos existenciales. Comprendieron que su Maestro no exigía que fuesen
súper-hombres, que no fracasasen, no atravesasen dificultades ni tuviesen
momentos de duda, sino que aprendiesen a ser fieles a su propia conciencia, que
se pusiesen como aprendices ante la vida y se transformasen
paulatinamente".