MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
2 de febrero
Oyendo a Dios hoy
"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo" (Heb. 1:1-2).
Cuando Abraham oyó con fe las
palabras de Dios tocante a su descendencia fue contado como justo (Ver Gén. 15:5-6; Gál. 3:5-6). Por la
palabra de Dios, el oír de Abraham fue despertado y produjo fe en su corazón. Y
por esa fe fue declarado justo.
Ahora bien, ¿cuál es la
palabra de Dios que hemos de creer nosotros, en una época tan diferente de
aquella en
La palabra de Dios para
nosotros hoy tiene que ver con su Hijo Jesucristo. El versículo del epígrafe
nos dice que en estos postreros días Dios nos ha hablado por (o "en")
el Hijo. Es decir, el mensaje de Dios para nosotros, que hemos de oír de la
manera como Abraham oyó el mensaje respecto a su descendencia, es Cristo. Y al
creerlo, seremos declarados justos.
El mensaje dado a Abraham
requirió de la fe para ser creído y recibido, pues las condiciones del
patriarca no eran las mejores –humanamente hablando–
para creerlo. Así también, el mensaje de Dios que es Cristo requiere de la fe,
porque a él ni lo vemos, ni se nos aparecido; no le hemos escuchado, ni le
hemos visto.
El mensaje de Dios hoy es muy
peculiar, porque no está compuesto de palabras: es una persona. Una Persona que
habló y que hizo cosas que hemos de creer, para poder ser declarados justos.
Por eso el Padre lo presentó así: "Este es mi Hijo amado en quien tengo
complacencia" (Mat. 3:17), como diciendo: "Ved esta Persona, quién es
y qué hace". Y más adelante, "Este es mi Hijo amado en quien tengo
complacencia, a él oíd" (Mat. 17:5), como diciendo: "Oíd a esta
Persona".
Lo que Cristo era, y lo que
él hizo y dijo es, en conjunto, el mensaje de Dios que hemos de creer para ser
declarados justos. ¿Qué actitud estamos teniendo hacia él? ¿Cómo le estamos
viendo? ¿Cómo le estamos oyendo? ¿Quién es él para nosotros?
Sin duda, el mensaje de Dios
hoy es muchísimo más poderoso que el que dio a Abraham, pues la Escritura dice
que este Hijo es el heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo. Es
más poderoso, porque no se trata de un mero mensaje respecto a cosas, sino de
una persona, y no de una persona común, sino del Hijo de Dios.
Todo Cristo es el mensaje de
Dios para nosotros hoy. Cristo nos dio a conocer al Padre, nos mostró su amor,
su noble propósito para con nosotros. El Padre lo envió del cielo para
buscarnos y salvarnos. Cristo tomó nuestro lugar, como un malhechor, en la
cruz, para que la ira de Dios no cayese sobre nosotros. El mensaje de Dios
–es decir, Cristo– es un regalo, una
herencia, un camino, un cielo; nada menos que Dios mismo, y una eternidad con
él.