MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
1 de febrero
El centro del mensaje de Dios
El mensaje de Dios, que es
Cristo, no puede ser tergiversado, ni alterado. Y en el centro de este mensaje
está su cruz. Su vida, sus hechos y sus palabras tienen como centro focal
Cristo bajó del cielo para
morir. Así lo entiende Pablo, el máximo exponente del misterio de Cristo. Sus
principales cartas tienen como punto de partida la obra de la cruz.
Romanos nos habla
ordenadamente de todo el misterio de la piedad, de la justicia, la santidad, la
gloria de Dios, del cuerpo de Cristo, pero todo ello tiene su explicación, y su
sentido en las palabras del capítulo 3: "Siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso
como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia..."
(v. 24-25). Debido a que hubo esa sangre, hay perdón
de pecados; debido a que hubo esa cruz, hay victoria sobre el pecado.
Las dos epístolas a los
Corintios, tomadas como una unidad, tienen en el primer capítulo de
A los Gálatas descarriados y
hechizados por la ley, Pablo habla con denuedo del "tropiezo de la cruz"
(5:11), de que muchos quieren evitarse las persecuciones que vienen por
"la cruz de Cristo" (6:12), y concluye diciendo "Pero lejos esté
de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el
mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo" (Gál.
6:14).
En Efesios, la gran epístola
del misterio de Cristo y la Iglesia, Pablo comienza diciendo: "en quien
(el Amado) tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia" (1:7). En Filipenses, Pablo nos hace recorrer el
camino de la cruz de Cristo, desde el trono de Dios "hasta la muerte, y
muerte de cruz" (2:8).
Y Colosenses, la epístola de
las alturas cósmicas, nos dice: "...por cuanto agradó al Padre que en él
habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas,
así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la
paz mediante la sangre de su cruz" (1:19-20). ¡Bendita cruz de Cristo!
Aquí hemos tocado
principalmente un solo aspecto de la cruz, el relativo a la redención, pero hay
mucho más. Pero en ella se resume, en una palabra, todo el misterio de