MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
31 de enero
El camino de la justicia
En Romanos 7, Pablo muestra
la incapacidad del hombre por agradar a Dios. "Porque el querer el bien
está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal
que no quiero, eso hago" (18b-19).
Cuando él se mira a sí mismo
halla sólo un débil querer hacer el bien, pero una fuerte impotencia de no
poder hacerlo. Notemos que el problema está en el hacer. El querer no se
traduce en hacer. He aquí un hombre que está bajo la ley. Él ha sido enseñado
que debe "hacer" cosas para agradar a Dios. Toda su atención está en
su capacidad para hacer ciertas cosas, y no hacer otras.
Este es el camino del
fracaso, pues la ley es débil por la carne (Rom.
8:3). Pero más adelante, Pablo nos mostrará el camino. La clave no está en intentar
hacer cosas, sino en creer y en confesar. No se trata de cosas para hacer, sino
de recibir y declarar un mensaje, un anuncio de Dios. Esto es: "Que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación" (Rom. 10:9-10).
Este es el anuncio del
Evangelio. Tan sencillo, pero tan concluyente y definitivo. Pablo, con tristeza
dice: "Mas no todos obedecieron al evangelio", y cita a Isaías:
"Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?". "Pero ¿no lo han
oído?", se vuelve a preguntar Pablo. Y se responde, citando otra vez al
profeta: "Antes bien por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta
los fines de la tierra sus palabras". El problema no está en que no se
haya predicado el evangelio, sino en que no ha sido creído. La palabra ha sido
menospreciada. Los hombres prefieren seguir su propio camino de obras.
Este anuncio (el evangelio),
y el objeto de este anuncio (Cristo) es una formidable piedra de tropiezo para
los judíos y judaizantes. Por eso Pablo a los corintios dice: "Pues ya que
en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría,
agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de
¿Es este el camino que hemos
escogido nosotros? ¿Estamos amando la Palabra de Dios, y la locura de la
predicación? ¿O nos hemos sentido desanimados, a causa de la mucha palabrería y
los muchos palabreros? El mensaje de Dios no ha perdido valor ni vigencia. No
hay un camino alternativo para la predicación, la fe y la justicia de Dios.
Dios ha escogido este camino, que es una locura para la inteligencia del
hombre, y una cosa menospreciable para quienes quieren ganarse el cielo con sus
obras. Esto humilla la vanidad humana, pero glorifica al Dios de la gracia.