MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
16 de enero
¡Fuera con éste!
Pilato convoca a los
principales judíos, los jerarcas religiosos, celosos guardadores de
Sin embargo, los judíos
exclaman a una: "¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!".
Pilato, sospechando que el
asunto era más bien de celos y envidias, insiste con la propuesta por dos veces
más, pero la respuesta de los judíos se mantiene a firme. Así que, Pilato se lo
entrega para que hagan con él lo que desean.
Han pasado casi dos mil años
desde esos infaustos hechos, y hoy se comienza a oír de nuevo por aquí y por
allá –como un murmullo primero, luego como un vocerío ensordecedor–
la misma lapidaria sentencia: "¡Fuera con éste, y suéltanos a
Barrabás!".
No son los judíos que gritan
a Pilato esta vez. Son gentes más cercanas; en cierto modo, son gentes
comprometidas con él, que pronuncian su nombre en sus devociones, y que dicen
amarle.
Las voces surgen de distintos
lados, no sólo de lugares públicos expuestos a los vaivenes de la chusma;
vienen también de las grandes catedrales, de los más connotados Seminarios y de
los más hermosos templos. Las voces se oyen también como a escondidas en las
bocas aparentemente más puras, en los concilios eclesiásticos a puertas
cerradas, en los grandes centros, en los pináculos de la religión cristiana.
Entretanto, el Ajusticiado
espera, amarradas las manos y los pies, vestido de regia púrpura, como un reyezuelo.
El no tiene derecho a voz. Tal como lo dijera el profeta: “Todos evitan
mirarlo” (Is. 53:3, NVI).
Al igual que ayer, Dios
observa desde los cielos lo que hacen con su Cristo. Y, al igual que ayer, su
Cristo será rechazado, y Barrabás será suelto.
Sí, el Anticristo –peor
aun que el antiguo Barrabás– ya está preparado
para hacer de las suyas.