MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
10 de enero
Llanto por Jerusalén
El profeta Jeremías es
conocido como "el profeta llorón", pues su libro está cargado de
emotividad y de lágrimas por Judá. Es el profeta que dice, por ejemplo: "¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de
lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi
pueblo!". Sin embargo, sus lágrimas no son sólo suyas: son también el
llanto de Dios por la nación apóstata. Una nación que, pese a los múltiples
llamados al arrepentimiento, enfrenta ahora su día postrero. Jeremías fue
testigo de la caída de Jerusalén, y del éxodo de los exiliados.
Pero Jeremías es también el
"profeta llorón" porque escribió el libro de Lamentaciones. Según
cuenta la tradición, lo escribió sentado sobre un monte cercano, mientras veía
la devastación de
Entonces repite especialmente
una, la de
Es Jeremías, "el profeta
llorón". La imagen de Jeremías llorando sobre Jerusalén se repite casi
seiscientos años más tarde. No se trata de Jeremías, por supuesto, sino de
Jesús, con el cual sus contemporáneos le hallaban cierto parecido. Él también
llora, y en su llorar va diciendo: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a
tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!
He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta
que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del
Señor". La ciudad no está aún desolada; sin embargo, Jesús puede verla tal
como va a estar cuarenta años después. Exactamente como
Pero la imagen de un profeta
llorando por Jerusalén tiene una tercera manifestación. Hoy