MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
8 de enero
Perfil de un maestro aprobado
Esdras es uno de los maestros de la Biblia más
prominentes de
Pero, ¿qué nos dice la Biblia acerca de este hombre?
Hay algunas frases que lo caracterizan: "Era escriba diligente en la ley
de Moisés", "la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras",
"escriba versado en los mandamientos de Jehová". ¿Cómo Esdras había
llegado a ser todo eso? La respuesta la tenemos en una frase muy significativa:
"Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y
para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos" (Esdras
7:10).
Veamos. En primer lugar, Esdras había "preparado
su corazón" delante de Dios. Ser un maestro de la Palabra no es cuestión
sólo de estudiar ciertas materias teológicas o conocer intelectualmente
Lo segundo, podemos observar que en este versículo hay
tres verbos que nos dan cuenta de la conducta de Esdras luego de disponer su
corazón. Inquirir.
Inquirir es indagar, averiguar o examinar cuidadosamente
algo. La Biblia de Jerusalén pone: "escrutar". No es una simple
lectura (aunque la lectura es básica). Es como dice la Palabra del Señor:
"El que pide... el que busca… al que llama…". Es el
estudio paciente y constante. Es la búsqueda de luz delante de Dios, hasta que
la Palabra venga, ilumine y transforme.
Cumplir. La Biblia de Jerusalén traduce: "Ponerla
en práctica". Es una cuestión de obediencia, de vida, de una conducta afín
con lo que la Palabra va diciendo. Alguien ha dicho que el mejor comentario
bíblico es la obediencia. ¿Cómo Dios va a dar más luz hoy si la Palabra
mostrada ayer no fue obedecida? En este sentido, Esdras era un hombre piadoso,
no un erudito liviano.
Enseñar. Aquí entra en acción el ministerio del
ministro de
La enseñanza es un ministerio que honra a cualquier
hombre de Dios. Cuando el maestro enseña, la mentira cede terreno y entra
Por eso es que la promesa de Dios para ellos es tan
preciosa: "Los que enseñan la justicia a la multitud (resplandecerán) como
las estrellas a perpetua eternidad" (Daniel 12:3). ¿Ha sido usted tocado
por Dios para hacerlo? ¿Ha recibido este privilegio?