MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
31 de diciembre
Tiempos de salvación
---Los
hombres estamos siempre prestos para juzgarlo todo, pero estamos lejos de mirar
con misericordia. Jesús dijo que la lámpara del cuerpo son los ojos. Si
nuestros ojos son buenos, todo nuestro cuerpo tendrá luz; pero si son malos,
todo nuestro cuerpo será tenebroso (Mateo 6:22-23).
---El
juicio o la misericordia se dan de la manera como nosotros miramos: con ojos
buenos o malos. Jesús miraba siempre con misericordia, porque Él no vino a
juzgar, sino a salvar: "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él" (Juan 3:17).
---Vamos
a ver algunos pasajes, pero vemos en toda su peregrinación el mismo mirar de
misericordia, el mismo testimonio de salvación.
---¿Cuál
sería nuestra actitud delante del pedido de María cuando dijo a Jesús que el
vino de las bodas de Caná se había terminado? ¿No
sería de reprobación? ¿No habían bebido ya lo suficiente, pues el maestresala
había provisto todo y de sobra? El Señor no vino para juzgar, sino para salvar
y mostrar que el vino nuevo es mejor (Juan 2:3-11).
---¿Qué
nos parecería si una mujer de mala fama conocida en la ciudad viniese llorando
y enjugase con sus cabellos los pies de uno de nuestros hermanos, estando
nosotros en medio de personas aparentemente dignas y honrosas? ¿No lo
reprobaríamos así como aquel fariseo? El Señor que no vino a juzgar, sino para
salvar, dio testimonio del gran amor de aquellos a los cuales mucho se les ha
perdonado (Lucas 7:36-47).
---¿Cómo
miraríamos a una mujer sorprendida en adulterio, donde todos, hasta la ley, la
condenan? ¿No sería de aprobación por el juicio o por lo menos recordar que los
adúlteros no heredarán el reino de Dios? ¿Cómo miraríamos a una persona que
anda con nosotros, si supiésemos que nos traicionaría y nos vendería por
algunas monedas de plata? ¿No tomaríamos nuestras precauciones y nos
alejaríamos de ella?
---¿Cómo
nos portaríamos puestos al lado de dos criminales, y siendo comparado a ellos
injustamente? ¿Tendríamos tiempo para mirar a ambos con ojos de misericordia,
hablarles sobre la salvación y después decir a uno ellos: "Hoy mismo tu
estarás conmigo en el paraíso"? (Lucas 23:43).
---Jesús
no vino para juzgar, sino para salvar y dar su vida en rescate por muchos.
Cuando era injuriado no injuriaba, cuando era maltratado no maltrataba, sino se
encomendaba a Aquél que juzga con justicia (1ª Pedro 2:23). Aun en el momento
extremo de su agonía, él dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" (Lucas 23:34). Estamos viviendo tiempos de salvación.
---"Jesucristo
es el mismo ayer, y hoy y por los siglos" (Hebreos 13:8). Si nuestros ojos
son buenos, es el propio Señor misericordioso viviendo en nosotros; pero si
nuestros ojos son de juzgamiento y juicio, quien necesita de salvación somos
nosotros.