MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
29 de diciembre
La hora de la revelación (2)
Mateo 16:13-17.
---La
hora de la revelación en Cesarea de Filipos fue el
comienzo de una nueva etapa en la vida de los discípulos del Señor. Ese día no
sólo el Padre dio a conocer a Pedro quién era de verdad el Señor Jesús, sino
que, además, el mismo Señor dio otra revelación a Pedro.
---El
Padre abre su corazón para que Pedro pudiera asomarse en él y ver a su amado
Hijo. Ahora, el Señor Jesús abre su propio corazón para mostrarle a Pedro lo
que había en él.
---En
el corazón del Padre está su Hijo; en el corazón del Señor está su Iglesia. Era
lo que había estado oculto por siglos y edades, escondido de los sabios y de
los entendidos. Ahora se vierte toda esa luz, intempestivamente, sobre un
puñado de sencillos corazones sorprendidos.
---El
Señor Jesús le dice a Pedro: "Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella" (Mt.16:18). El Señor habla de la
abundancia de su corazón, y eso es
---Sin
embargo, desde este momento, comienza la cuenta regresiva hacia
---Atrás
ha quedado el tiempo del aprendizaje en Galilea (recordemos que, según el
relato de Mateo, esta revelación ocurre inmediatamente antes de irse a Judea).
Ahora él afirmará su rostro para subir a Jerusalén. Todo lo vivido hasta aquí
ha sido un camino fácil (aunque no lo fue) comparado con lo que vendrá. Junto
con la revelación de Cristo y de la Iglesia viene
---Ahora,
¿cómo será edificada la Iglesia? Lo primero que queda claro por las palabras
del Señor es su fundamento. Ella tiene un firme fundamento, que es Cristo
revelado y confesado por los hombres. Esta revelación que el Padre concede es
de tal valor y calidad, que llega a ser la piedra angular del edificio de Dios.
No es Pedro, ni nada referido a los hombres; sino la Roca de los siglos,
Jesucristo.
---Lo
segundo es que, siendo una Piedra su fundamento, la construcción también es del
mismo material. El mismo Pedro en su primera Epístola lo afirma claramente.
¿Quién más autorizado que él para decirlo? "Acercándoos a él, piedra viva … vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados…" (2:4-5). Pedro tenía la oportunidad de predicarse a sí
mismo como piedra, pero no lo hizo, porque bien sabía que no lo era.
---Un
edificio maravilloso, con el fundamento más firme, con las piedras de la mejor
calidad, eso es