MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
14 de diciembre
Alabanza, poder de Dios
---En
mi vida me encontré en un momento atrapado porque sentía que mis oraciones no
pasaban del techo. Escuchando el testimonio de otros hermanos atrapados por la
tristeza y depresión –incluso algunos pensaban en el suicidio–,
gracias al Señor, encontramos una salida poderosa. Descubrimos que en el
Antiguo Testamento la alabanza era utilizada por el pueblo de Israel para
destruir a sus más poderosos contendores. Esto nos empezó a alumbrar el camino.
---Israel
arrasó con sus enemigos, utilizando un arma muy poco usual – algo que a
los ojos humanos parecía un adorno, algo secundario. Pero Dios estaba
mostrando, dando una señal clara, que es por medio de la alabanza como se
derrota a los más poderosos adversarios.
---Hoy
nuestros enemigos son espirituales: tristeza, depresión, desánimo, amargura. La
batalla es espiritual. Un ejemplo es el de David y el rey Saúl. Saúl llamaba a
David para que cantara, y cuando esto ocurría, él podía descansar y el espíritu
que lo atormentaba se iba (1 S. 16:23). Otro ejemplo está representado por el
pueblo de Israel frente a los grandes y fuertes muros de Jericó: simplemente
tocaron instrumentos de música y los muros cayeron (Jos.
6: 1-27).
---Qué
tremendo es este poder que proviene de frutos de labios que confiesan su
nombre. Israel, el pueblo de Dios, comprueba una vez más esto cuando comienzan
a entonar cánticos de alabanza y los moabitas y amonitas se comienzan a matar
entre ellos. Vean en qué problemas estaban los israelitas: venía contra ellos
una gran multitud de enemigos poderosos (espíritus de maldad) y Dios les dice
que no teman, que no tienen necesidad de pelear (2 Cr.
20:17). Ante tal respuesta, es de imaginar la alegría del pueblo (2 Cr. 20.18-19). Parece contradictorio ganar sin pelear, pero
aquí está la diferencia: La batalla se ganó espiritualmente por medio de la
alabanza.
---Para
llegar al Santísimo, los sacerdotes debían pasar por el Lugar Santo, pero
previamente debían entrar por los atrios (Sal. 100:4), y noten qué maravilloso:
debían alabar a su Dios, expresar la alegría que sentían al dejar sus ofensas,
sus acusaciones y transgresiones delante del Señor. Nuestros cultos normalmente
empiezan con alabanzas. He ahí su importancia: despeja la bruma, limpia el
ambiente, quita el peso que nos asedia, y nos preparara para entrar con gozo al
Lugar Santísimo, a la presencia misma de nuestro Señor (Sal. 95:1-2).
---Es
importante hacer notar que en Apocalipsis 14:1-5, el Cordero está en pie sobre
el monte de Sion, y con él los 144 mil. Recordemos
que los sionistas se caracterizaban por la expresión de su alabanza, ¡y
nosotros somos la Sion celestial!
---Soy
testigo directo de este poder liberador. Doy testimonio de la liberación de
muchos de nuestros hermanos a través de
---Esto
no es una receta, sino la vida de Cristo expresada en nosotros.