MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
10 de diciembre
Los caminos de Dios y los desafíos del tiempo del fin
(2)
"Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de
Israel sus obras" (Salmos 103:7).
---Estamos
en los días de la culminación del propósito de Dios en esta era de
---Reconozcamos
la urgente necesidad de volvernos a Dios y a sus caminos. Necesitamos
reconocer, en realidad, el llamado de Dios para estos días y la importancia de
la oración colectiva como respuesta a ese llamado. La revelación profética a
través de los ministros de la Palabra generará presión para conducirnos como
iglesia a la oración colectiva, pues a través de ese nivel de oración las
tinieblas serán disipadas y los cielos abiertos para el poderoso reavivamiento
del tiempo del fin.
---Reconozcamos
que nuestra falta de oración individual y colectiva por el cumplimiento del
plan de Dios en este tiempo del fin representa nuestra ceguera espiritual.
Nuestro mayor problema no es la falta de tiempo para orar, sino nuestra
independencia de Dios. La mayor falencia de un ministerio no es su apostasía o
su caída en sí, sino el ser exitoso como generador de actividades religiosas y
entretenimientos que conducen a la satisfacción sin la gloria de Dios; y es
precisamente eso lo que constituye la gloria de Babilonia.
---Hoy,
nuestro desafío es enriquecernos con la Palabra, como Daniel, para conocer los
caminos del Señor en cuanto a la responsabilidad de la iglesia en este tiempo
del fin. Así, habrá intimidad con él, lo que nos transformará en intercesores
que abrirán camino para que Dios edifique la iglesia gloriosa que atraerá la
venida de Cristo (Ef. 5:25-27). Dios ha hablado y avanzado a través de aquellos
que le ofrecen camino. Sin embargo, como la Iglesia es el vehículo de la
operación de Dios en la tierra, la señal de que sus ministros están
respondiendo a su llamado se verá cuando los santos en general entren en el
camino de la responsabilidad colectiva de oír a Dios, conocer sus caminos y
cooperar con él, por medio de la intercesión.
---Dios
no cuenta sólo con el hombre individual. Si la espiritualidad individual de
obreros de peso no genera la espiritualidad colectiva de los santos, significa
que la meta de Dios en relación con el ministerio está siendo perdida (Ef.
4:11, 12). Los seminarios generan predicadores de sermones, pero la escuela del
Espíritu genera obreros que edifican el Cuerpo de Cristo. La espiritualidad
individual y el ministerio de la Palabra no son un fin en sí mismos; al
contrario, su función es edificar a la Iglesia como una generación profética
que oye la voz de Dios, ve sus caminos y trae el reino de Dios a la tierra.
---Así
como los cielos se movieron cuando Daniel oró conforme a las promesas de Dios,
el Espíritu Santo se encarga de operar en nosotros y a través de nosotros
cuando intercedemos en respuesta y en armonía con su palabra profética. Oigamos
su llamado colectivo y apresuremos su venida (2 Pedro 3:12).
---¡Oh Dios!
Ayúdanos a conocer tus caminos y capacítanos para colaborar en tu obra de
restauración en este tiempo del fin. (GL).