MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
7 de diciembre
Responsables
"…a todo aquel a quien se haya dado mucho,
mucho se le demandará" (Lc. 12:48).
---¿Cuánto
hemos visto, y cuánto aún hemos de ver? Dios, en su gracia, recibe nuestra
oración cuando pedimos más luz a fin de agradarle mejor; sin embargo, esa luz
viene acompañada de un sentido del deber, de un imperativo moral.
---Lo
que hemos oído, y sabemos, inevitablemente nos hace responsables. No podemos
oír sin ser hechos responsables. Lo que sabemos nos será demandado en el día de
Cristo. Ahora bien, para escapar de esta responsabilidad, nadie debiera
sustraerse del conocimiento. Pues aun eso puede ser contado en su contra. Hemos
de avanzar, por un lado, creciendo en el conocimiento del Señor para agradarle
en todo, y por otro, evitando la negligencia en ese conocimiento.
---Para
agradar a Dios necesitamos crecer en el conocimiento de él y de su voluntad.
¿Cómo podríamos tomar parte en sus negocios, sin estar preparados para ello?
¿Cómo podría un médico intervenir quirúrgicamente a alguien si no estudió para
hacerlo? ¿Cómo un ingeniero podría asumir la responsabilidad de construir un
puente si no conoce la nobleza de los materiales que va a utilizar?
---A
través del profeta Oseas, Dios recrimina a Israel por su falta de conocimiento.
Aún más, esa fue la causa de su caída: "Mi pueblo fue destruido, porque le
faltó conocimiento" (4:6a). Conocimiento de Dios, no conocimiento
exterior, meramente religioso. "Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en
su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en
sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y
conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la
tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová" (Jeremías 9:23-24). Para
servirle, es necesario primero conocerle.
---Dios
ha confiado muchas cosas en nuestras manos, ¿cómo podríamos ignorarlo? Dios ha
puesto bajo nuestra administración sus maravillosos tesoros, ¿cómo podríamos
fallarle? Indudablemente, nosotros no podemos cumplir; sin embargo, aun para
eso él ha provisto una salida, una solución. Él mismo tiene el poder para
hacerlo en nosotros.
---Más
bien debiéramos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a permitir que él cumpla su
voluntad en nosotros? Él desea formar a Cristo en nosotros, tanto en lo
individual como en lo colectivo. Para eso, él nos tratará, nos moldeará; pasará
sobre nosotros su mano de autoridad y de consuelo, para obtener ese resultado
final. Él nos llamó, y cumplirá en nosotros su llamamiento.
---¿Estamos
dispuestos a pagar el precio que esto significa? A veces hemos hecho oraciones
que olvidamos, pero que el Señor igualmente contesta. Y esas respuestas nos
traen algún dolor. No se trata de que Dios sea cruel con nosotros, sino de que
la mano de Dios nos desacomoda y nos enriela, para encaminarnos hacia su
perfecta voluntad. Es el precio que hay que pagar.
---Hay
muchas cosas que Dios ha puesto en nuestras manos, y de ellas somos
responsables. Que Dios tenga misericordia, para no ser irresponsables, ni
inconsecuentes.