MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
4 de diciembre
El camino del quebrantamiento
---Cuando
el Señor Jesús empezó su ministerio, llamó a sus doce apóstoles. Después,
muchos discípulos lo siguieron. Andando con Jesús ellos empezaron a oír sobre
el reino de los cielos y se sintieron superiores, sabiendo que ellos eran los
que seguían al Mesías.
---Habían
aprendido desde niños que el Mesías vendría a reinar y a librarlos de las manos
de sus opresores. Todos ellos tenían una expectativa del reino, y ellos siendo
sus apóstoles seguramente tendrían un lugar destacado. Tanto es así que cierta
vez los hijos de Zebedeo, le pidieron que les diese
un lugar relevante en su reino, esto es, sentarse uno a su derecha y otro a su
izquierda (Mar. 10:35, 37).
---Otra
vez suscitaron una discusión para saber quién de entre ellos era el mayor, y
Jesús les dijo: "...porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése
es el más grande" (Luc. 9:48). Todos ellos estaban llenos de soberbia, al
punto que Juan y Jacobo quisieron consumir a fuego una aldea de samaritanos,
porque éstos rechazaron el paso de Jesús cuando él subía a Jerusalén (Luc.
9:51-56).
---Fueron
enviados a predicar, a curar los enfermos y recibieron poder para abatir toda
fuerza del enemigo (Luc. 10:19). Así se encontraban ellos, pero Jesús tenía un
propósito para ellos después de su resurrección, y para la edificación de Su
Iglesia, por la cual el iría a
---Primero,
muchos de sus seguidores lo abandonaron después de su duro discurso; sólo los
doce permanecieron antes de su muerte (Juan 6:60-71), y desde entonces, él
también daba testimonio de la traición de Judas. En seguida, Pedro lo negó y
después todos lo dejaron. No terminó totalmente solo porque su Padre estaba con
él (Juan 16:32).
---Cuando
Jesús resucitó, reunió nuevamente a los suyos, y por un período de 40 días se
apareció a cerca de 500 personas, y les habló acerca del reino (1ª Cor. 15:6, Hech. 1:3). De esos 500, sólo 120 estaban en el aposento
alto perseverando unánimes en oración esperando el Pentecostés (Hech. 1:14).
---Mirando
este relato, ¿cómo se encontraban ahora esas 120 personas? ¿Tenían aún la misma
soberbia anterior? ¿Pensaban todavía quién era entre ellos el mayor?
Seguramente que no.
---¿Cómo
estaba Pedro en este nuevo llamamiento del Señor para él? Quebrantado.
"Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que
él va delante de vosotros a Galilea" (Mar. 16:7). ¿Y todos los otros a
quienes el Señor reprochó su incredulidad (Mar. 16:14)? Extremadamente
quebrantados. ¿Y su madre y sus hermanos? Todos con certeza también quebrantados.
---Del
mismo modo en todos hubieron de ser quebrantados, conociendo sus propias
debilidades, incredulidad e infidelidad para entrar en el ministerio del Señor
Jesús (Hch. 1:17), nosotros también necesitamos
serlo.
---Si
el Señor pone a cualquiera de nosotros en Su ministerio sin quebrantamiento,
con toda certeza nos exaltaremos a nosotros mismos, y anhelaremos