MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
19 de agosto
Detrás y no adelante
Una lección importante para todo siervo de
Dios es la de ir siempre detrás del Señor y no adelante. Es una lección no
fácil de aprender, especialmente por los que tienen un carácter impulsivo y por
quienes se saben inteligentes. En las Escrituras encontramos muchos saludables
ejemplos y enseñanzas acerca de la conveniencia de ir detrás del Señor y no
adelante.
Cuando Pedro reconviene al Señor para que no
vaya a la cruz, el Señor le dice: "¡Quítate de delante de mí,
Satanás!", lo cual significa que debía ponerse detrás, siguiendo sus
pisadas, y no estorbándole. Satanás quiso tomar la iniciativa y apartar al
Señor del camino correcto.
Pero no sólo Satanás es obstáculo para la
obra del Señor; también nosotros podemos serlo. Cada vez que anteponemos
nuestras ideas, nuestro parecer, estorbamos al Señor.
En Josué capítulo 3 vemos al pueblo de Dios
que atraviesa el río Jordán. La instrucción era clara: el arca debía ir delante
del pueblo, y el pueblo debía seguirla. El arca es Cristo. La confianza que
daba el hecho de que el arca fuese adelante se evidencia en el pueblo, el cual
avanza con reposo y firme confianza. El Señor debe ir delante para que el
camino esté expedito y así no equivocarnos. Mirando al Señor que va adelante
nuestro camino está asegurado, pues nosotros no conocemos la senda; sólo el
Señor lo sabe.
En 1ª Pedro se nos dice que el Señor nos dio
ejemplo para que sigamos sus pisadas. Sólo él sabe el camino, así que tenemos
que seguir sus pisadas. Juan capítulo 8 dice que Jesús es la Luz del mundo, el
que le sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de
Éxodo capítulo 13 nos indica que tanto en el
día como en la noche la nube de Dios guiaba a Israel en el desierto. La noche
representa el momento en que sobrevienen las dificultades y las crisis. Israel
avanzaba también de noche; así también debemos hacerlo nosotros. También ellos
seguían al Señor de día. De día es cuando todo va bien. Cuando nuestra vida va
con rumbo cierto, cuando todos nos sale bien. Pero entonces necesitamos del
Señor porque podemos envanecernos en nuestros éxitos, y hacernos merecedores de
azotes. Es preciso permanecer humillados delante del Señor.
En Lucas 19 encontramos a Zaqueo, quien tuvo
diligencia por ver al Señor. Siendo así, el Señor se puso a su alcance. Él pasó
por Jericó para eso. Entre nosotros también hay Zaqueos
–pequeños de estatura espiritual, menospreciados–
que se sienten marginados, menoscabados. Zaqueo pudo ver al Señor, porque él
iba adelante. Tenemos que dejar al Señor ir adelante para que él sea visto y
conocido por todos los Zaqueos que le necesitan.
Finalmente, en Marcos 17 vemos al Señor
encargándoles a los discípulos que vayan a Galilea, pues él irá delante de
ellos y les esperará allá.
No sólo nuestros pecados nos estorban para
seguir al Señor; también nuestras buenas iniciativas, nuestras brillantes
ideas. Sigamos al Señor.