MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
9 de agosto
Los sueños
En
los dos primeros capítulos de Mateo hay cinco sueños, y cinco mensajes
significativos a través de ellos.
En el primero (1:20-24), un ángel del Señor
anuncia a José que no repudiase a María, por causa de su embarazo, porque lo
que en ella había sido engendrado era del Espíritu Santo. El segundo (2:12)
está dirigido a los magos orientales para que no avisasen a Herodes dónde se
hallaba el niño Jesús. En el tercero (2:13), un ángel apareció a José para
decirle que huyera a Egipto con el niño y su madre, porque Herodes buscaría al
Niño para matarlo. En el cuarto (2:19), un ángel se apareció a José para que
regresaran de Egipto, porque habían muerto los que procuraban la muerte del
Niño. Y en el quinto (2:22), se le avisó a José que se fueran a residir a la
región de Galilea.
Cinco sueños providenciales, cinco voces de
alerta que dirigieron los personajes en medio de circunstancias adversas, para
que el propósito de Dios se cumpliera.
Parecen
tan frágiles un hombre, una mujer y un niño, y parecen tan temibles las fuerzas
de un Herodes enfurecido. Sin embargo, un solo movimiento de la mano de Dios,
un aviso oportuno, un mensaje en un sueño, son suficientes para burlar el mal y
poner un escudo alrededor de los que Él ama.
Cuando el propósito de Dios está
involucrado, bien pueden gozarse los hombres en su pequeñez e indefensión, que
Él es suficientemente poderoso para guardarlos. Cuando el corazón de Dios ha
quedado prendado en la tierra por algunos hombres (porque sus delicias son con
los hijos de los hombres), no importa que éstos sean débiles en grado sumo, no
hay fuerza en el universo, ni de ángel ni de demonio, capaz de herirles, porque
Dios mismo les guarda.