MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
6 de agosto
"No me pidan más"
No hay deshonra más grande para un hijo de
Dios que, teniendo una herencia tan grande, con unos recursos tan abundantes,
se comporte como un miserable y un mezquino, y cierre su corazón y su abundante
riqueza para con los demás. Es como tener un gran acopio de agua en tiempo de
sequía y no querer compartirla, o como tener los graneros llenos en tiempos de
hambre y guardarlo todo para sí.
Tal vez la forma más impía de esta conducta
es la que se manifiesta con las siguientes palabras: "Yo soy salvo, me
conformo con
Cuando el necio dice en su corazón: "No
hay Dios", habla desde su ignorancia, y por eso su pecado es menor. Pero
cuando un salvado dice que no quiere ser molestado acerca de su servicio al
Señor, lo dice conscientemente, porque sabe que hay Dios, sabe que fue puesto
en una carrera, que hay obras preparada de antemano para que ande en ellas,
entonces, al decir: "No me pidan más", se hace digno, sin duda, del
lloro y el crujir de dientes del que habla el Señor repetidas veces. Tal siervo
es digno de ser echado en las tinieblas de afuera.
Si vemos morir de hambre a un raquítico a la
puerta de nuestra casa, teniendo nosotros los graneros llenos, es sin duda
mayor nuestra mezquindad que la de nuestro vecino, que procura darle un pan
mohoso, desde su incredulidad y su filantropía.
En realidad, el negarse a servir es una
excusa para seguir su propio camino, y es una coartada para rechazar la cruz y
congratular el alma.
Su paga, sin embargo, será de lamentar no
sólo en lo que concierne al futuro lejano (aunque no es tan lejano), sino
también en lo que concierne a esta vida. La siembra para su carne traerá una
siega de muerte; su corazón dividido le incomodará en extremo y le impedirá
disfrutar como quisiera de las cosas de esta vida. No tendrá paz con Dios ni
paz con su alma. Será después y también ahora un ser desdichado. ¡Que Dios tenga
misericordia de nosotros y nos libre de tan grande caída!