MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
26 de abril
Marta y María
Los nombres de Marta y María, hermanas de
Lázaro, aparecen en la Escritura asociados al Señor Jesús. Veamos tres escenas
en la vida de ellas, que nos dan ejemplos para las hijas de Dios de todos los
tiempos.
Primera escena (Lc.
10:38-42). Jesús es recibido en casa de Marta y María. Marta, la mayor, como
buena dueña de casa, va y viene, todo lo dispone, ningún detalle se le escapa.
En tanto, María, sentándose a los pies de Jesús, oye su palabra. Ella no tiene
ojos ni oídos para nadie más. ¿Quién podría impedirle estar allí? De pronto,
Marta se acerca a Jesús y le dice: "Señor, ¿no te da cuidado que mi
hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude". Pero él le dice:
"Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una
cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada".
Marta tuvo la oportunidad única de recibir
al Señor en su casa, y apenas le prestó atención. Se ocupó más bien de las
cosas que del Señor de todas las cosas. Pero María tuvo ojos ungidos para ver
la preciosidad del Señor.
Segunda escena (Jn.
11:17-35). Lázaro murió hace ya cuatro días, y el Señor no aparece. De pronto,
el Señor llega. Marta le recrimina porque no evitó que Lázaro muriera. María,
al ver a Jesús, cae a sus pies, y habla al Señor con tal sentimiento, que él,
al verla llorando, se conmueve en su espíritu, y llora. Marta argumentó, pero
María tocó el corazón del Señor. Marta estuvo erguida, María cayó postrada a
los pies del Señor. Quien ha estado sentado junto a él en los días de paz, bien
puede caer a sus pies en el día de la aflicción. ¿Dónde hallará mayor refugio?
Luego, el Señor pide ir a la tumba y
resucita a Lázaro. ¡Qué tremendo es conmover el corazón del Señor! ¡Muchas
cosas gloriosas suceden entonces!
Tercera escena (Jn.
12:1-8). Jesús visita de nuevo a la familia, y ahora Lázaro está a
El apóstol Juan, cuando escribe su evangelio
más de cuarenta años después de ocurridos los hechos, recuerda con insistencia:
"María fue la que ungió al Señor con el perfume, y le enjugó los pies con
sus cabellos" (Jn. 11:2). Esto es maravilloso.
Las Marías son las que perfuman la casa de
Dios con el derroche de su vida. Las Marías son las que reciben la aprobación
de Dios. Las Marías son las que se vuelven al Señor con todo su corazón, en una
ofrenda grata, cada día.
¿Cuál ha de ser el nombre de cada una de las
hijas de Dios? ¡María!