MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
23 de abril
Dejando la niñez (2)
Otra de las características que se sugieren
en 1ª de Corintios como reveladoras de niñez espiritual son los asuntos
relativos a los apetitos del cuerpo.
Si leemos atentamente los capítulos 5 al 11
de esta epístola advertiremos que los principales problemas tratados aquí
tienen que ver con este asunto: Lo primero es el tema sexual, específicamente
la fornicación, que parece ser lo que preocupa al apóstol en los capítulos 5 al
7, y luego lo relacionado con la comida y la bebida, desde los capítulos 8 al
11.
Los problemas asociados a los apetitos del
cuerpo son una señal de inmadurez en los cristianos. Por eso cuando Pablo
escribe su primera carta a los tesalonicenses –una iglesia muy nueva– toca esto mismo diciendo: "Porque esta es
la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación,
que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no
dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios" (1ª
Tes. 4:3-4. B. de Jerusalén). Tanto la fornicación como la gula son desórdenes
físicos, apetitos no controlados. Los cristianos han de vencer estos asuntos,
si es que aspiran a dejar atrás la niñez espiritual.
En el capítulo 6, Pablo va alternando estas
dos cosas: en el versículo 13 habla de las viandas, y unos versículos más abajo
habla de la fornicación (v. 18). Incluso cuando toca los asuntos del
matrimonio, comienza advirtiendo sobre las fornicaciones (7:2). En el capítulo
8 vuelve sobre las viandas (v. 4, 13); y también el capítulo 9 (v. 4). Lo mismo
hace en el capítulo 10, donde toma ejemplos del pueblo de Israel, en episodios
asociados a la codicia de comer carne, y a las fornicaciones. (vv. 6, 8). En el capítulo 11, aunque toca el tema de la
cena del Señor, los excesos que corrige tienen que ver con el comer y el beber
desordenadamente (11:21-22).
Aproximadamente en el centro de toda la
argumentación, Pablo plantea la solución al problema. Y lo hace de manera muy
práctica, como corresponde a niños en Cristo: "Todo aquel que lucha, de
todo se abstiene ... de esta manera peleo, no como
quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado"
(1ª Cor. 9:25-27). Pablo no los lleva a las alturas de la revelación
–como hace con los efesios, por ejemplo–
sino que trata el asunto de manera directa y práctica.
Es preciso pararse con decisión y someter al
cuerpo para que sea siervo del espíritu y no el amo que gobierne
Así se va dejando atrás una etapa de
pequeñez y se avanza a la plenitud.