MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
20 de abril
Avanzando hacia la perfección (2)
Un segundo aspecto de Hebreos
que nos pone en el camino de la madurez es la comprensión del ministerio
sacerdotal del Señor, y la participación de él mismo por parte del creyente.
Si no tuviésemos el libro de Hebreos no tendríamos la posibilidad de conocer mucho acerca
de la obra de Cristo más allá de
Ese ministerio es tan perfecto que el Señor
no sólo fue el Sumo Sacerdote que presentó la ofrenda perfecta al Padre por
nuestros pecados, sino que él mismo es la ofrenda presentada. A esto hace
referencia Juan cuando dice que "él es la propiciación por nuestros
pecados" (1ª Juan 2:2). "Propiciación" aquí implica la obra de
redención completa, es decir, lo que él hizo como propiciador, y como ofrenda
sobre el propiciatorio. Esta es la obra de la cruz.
Pero Hebreos nos
lleva más allá de esto, al mostrarnos al Señor, ya concluida su obra redentora,
como intercesor ante el Padre. Este es el Sumo Sacerdote "que puede salvar
perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para
interceder por ellos" (7:25). Nuestra posición está ahora doblemente
asegurada delante de Dios, pues Cristo es nuestra propiciación, y también
nuestro Intercesor.
Estos dos aspectos de la obra de Cristo, una
en la tierra y la otra en el cielo, tienen como objetivo hacer a los creyentes
perfectos, llevarlos a
El
deseo de Dios al mostrarnos el maravilloso ministerio sacerdotal de nuestro
Señor es también conducirnos por el mismo camino, para que los cristianos
también ejerzan el ministerio de
Los cristianos maduros son intercesores por
excelencia. Un intercesor es aquel que se olvida de sí mismo para tomar sobre
sí causas ajenas, como si fueran propias, lo cual es una expresión del amor de
Dios, perfecto y desbordante.