MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
19 de abril
Avanzando hacia la perfección (1)
La Epístola a los Hebreos tiene una nota
recurrente, y es la palabra "perfección" en su variada morfología.
Hay, al menos, nueve menciones de la palabra, distribuidas a través de toda la
epístola (2:10, 5:9,6:1, 7:11, 7:19, 7:28, 10:14, 11:40, 12:23). Tres de ellas
están referidas al Señor Jesucristo, y las restantes apuntan a la realidad del
creyente.
Hebreos nos muestra algunos aspectos de la
madurez cristiana, la del creyente en vías de perfeccionamiento a semejanza de
su Señor. Las dos primeras menciones (y la sexta) están referidas al Señor
Jesucristo, quien fue perfeccionado por medio de las aflicciones y
padecimientos, para venir a ser nuestro Salvador y Sumo Sacerdote. La última ya
le muestra "hecho perfecto para siempre" (7:28).
Cristo es el ejemplo y modelo para los
muchos hijos de Dios que aspiran a compartir con él la gloria futura. Así como
él fue perfeccionado, los hijos de Dios también han de ser perfeccionados.
Ahora bien, un primer aspecto que destaca Hebreos en el camino hacia la madurez es el relativo al
reposo. Hay una promesa para el pueblo de Dios de entrar en el reposo de Dios.
Este reposo se alcanza cuando, dejadas atrás las obras que el creyente presumía
tenían valor para presentarse delante de Dios, él ve la obra perfecta y
consumada de Cristo en
Por eso los primeros dos capítulos de
Hebreos están llenos de Cristo, tanto en su gloria anterior, como en su
encarnación, y su obra. Cuando aparece el hombre, en su debilidad, es sólo como
receptor y beneficiario de la obra de Cristo. Cuando el hombre detiene su vano
accionar para contemplar al Señor, entonces queda en condiciones incluso de ir
más allá de Sus obras: de "conocer sus caminos" (3:10).
El reposo de Dios es una bendición que está
al alcance del creyente. Sólo la incredulidad, la dureza de corazón, puede
dejarle fuera de su alcance. La exhortación del escritor inspirado es:
"Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en
semejante ejemplo de desobediencia" (4:11).
Así que, lo primero que Hebreos pone delante
de nosotros es el asunto del reposo. Aquello que Josué no pudo dar a Israel,
nuestro Josué, el Señor Jesús, nos lo otorga gratuitamente, por la fe.