MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
15 de abril
Un extraño modo de salvar
Los judíos en tiempos de Jesús tenían una
rara obsesión: ellos querían a toda costa que Jesús hiciera algún milagro
espectacular que probara que él era el Mesías. Sin embargo, él rechazó
sistemáticamente tales pretensiones.
A los
judíos no les bastaba el testimonio que Dios había dado de tantas maneras
acerca de su Hijo. Ellos esperaban un líder político que les librara del poder
romano, un hombre capaz de hacer milagros, como los que hizo Moisés a la salida
de Egipto.
Sin embargo, el Señor era todo lo contrario
de esta imagen: era manso, sencillo y pobre; y cuando hizo milagros, les quitó
todo perfil espectacular. Entonces, de acuerdo a la mentalidad práctica e
interesada del judío, Jesús no podía ser el Mesías.
Otro pueblo, al igual que los judíos, tenía
una extraña obsesión: eran los griegos. Pero su obsesión no eran las
"señales", sino
Sin embargo, al llegar Pablo a disertar
sobre la resurrección de Cristo, se burlaron, y se marcharon. La resurrección
de un hombre no encajaba en su mentalidad. Ellos hubiesen esperado una ordenada
argumentación, en que dados ciertos postulados se hubiesen derivado otros de
aquéllos, sin forzar la lógica del pensamiento. Pero el apóstol fue categórico
y aseveró cosas que no demostró lógicamente ¿Cómo podían creerle?
Más aún, él les dijo que Dios había pasado
por alto los tiempos de la ignorancia, y que ahora mandaba a los hombres que se
arrepintiesen. ¿Los griegos, tratados de ignorantes por un despreciable judío?
Era más de lo que podían aceptar (Hechos 17:16-34).
Pablo dice que "agradó a Dios salvar a
los creyentes por la locura de la predicación". Dios rechaza el camino de
los milagros –aunque él hace milagros– y
el de la sabiduría humana. Dios ha decidido salvar al hombre por medio de un
método extraño: "la predicación".
La predicación es, simplemente, la
exposición por medio de palabras de ciertas verdades espirituales. Ésta
requiere que el oyente simplemente oiga, y la misma predicación producirá fe en
su corazón para creer. La salvación llega al hombre vestida de sencillez, no
con milagros, ni con "excelencia de palabras o de sabiduría", sino
con una predicación acerca de la muerte de Cristo en la cruz para salvar a los
pecadores. La aceptación de este hecho otorga a los hombres vida eterna. Oír la
palabra de la cruz y creer en el Crucificado es suficiente para alcanzar
salvación.
Este es el extraño método de Dios, que es
capaz de llegar a todos los hombres, sin distinción alguna. El método de Dios
es la predicación de la ignominiosa cruz de Cristo, el Salvador de todos los
hombres (1ª Cor. 1:21).