MEDITACIÓN
CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO
13 de abril
¿Cómo puede el hombre ser aceptado por Dios?
Cualquiera sea la religión que el hombre
profese, ésta se caracteriza fundamentalmente por la forma en que enseña a sus
seguidores a acercarse a Dios. O bien les enseña a acercarse por sus obras, o
les enseña a acercarse por la fe.
Hay en la Biblia dos hombres, hermanos entre
sí, que representan estas dos formas de presentarse ante Dios. Uno es Caín y el
otro es Abel, los hijos de Adán y Eva. Ellos nacieron fuera del huerto, y ambos
heredaron la misma naturaleza pecaminosa de sus padres. Adán no podía
transmitirles la fe, porque "lo que es nacido de la carne, carne es; y lo
que nacido del Espíritu, espíritu es". De modo que Caín y Abel eran
iguales en cuanto a su naturaleza.
Sin embargo, a la hora de presentarse ante
Dios, ellos asumieron actitudes diametralmente opuestas. Estas diferentes
actitudes determinaron que recibiesen de parte de Dios una respuesta también
diferente. La Palabra de Dios dice que la diferencia no estribó en la distinta
naturaleza de estos hombres, sino sólo en las ofrendas que presentaron.
Hebreos 11:4 dice: "Por
Consideremos ahora el sacrificio de Abel.
Este trajo de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.
Entendió que ninguna de sus buenas obras podían
permitirle el acceso a Dios. En la ofrenda de Abel quedó simbolizado el
sacrificio perfecto de Cristo. Así también, toda alma quebrantada halla en
Cristo su sustituto por excelencia, quien tomó su lugar en el juicio sobre
"Justificados, pues, por la fe tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Rom. 5:1). "Por
El camino de Caín ha tenido muchos
seguidores a través de la historia y los sigue teniendo hoy. Los seguidores de
Caín son personas religiosas, pero ellos piensan que pueden acercase a Dios a
su manera. Su religión es sólo un ritual, que sirve para acallar la conciencia,
o para ser aceptado socialmente.
¿Con cuál de estos adoradores se identifica
usted? Crea en el Señor Jesucristo, y alcanzará la perfecta paz con Dios. Sólo
en Cristo hay justicia y salvación eterna.