MEDITACIÓN CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO

 

12 de marzo

 

La obra de Dios

 

"Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado" (Juan 6:29).

 

   La pregunta de los judíos fue: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Y la respuesta del Señor vino en seguida. "Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado".

   Los judíos probablemente esperaban una respuesta basada en la ley, de cómo guardarla, o bien que enfatizara ciertos mandamientos; sin embargo, la respuesta fue desconcertante. Por eso, ellos pidieron a continuación alguna señal para creer. Como si la fe se basara en el ver.

   Cuando Dios envió a su Hijo al mundo, su deseo era que todos le mirasen a él, porque de él habían dado testimonio los profetas, porque él era la Esperanza de Israel. Sin embargo, ellos no le vieron.

   Desde entonces, el deseo del Padre no ha variado. Todo lo que hay en la Biblia –todo el consejo de Dios– está centrado en su Hijo, y el deseo suyo es que los hombres le miren a él y queden satisfechos. Tal como el Padre está satisfecho. No obstante, el hombre sigue poniendo el acento en las obras, y pregunta "¿Qué debo hacer?". El Padre dice: "Crean en mi Hijo"; pero el hombre sigue preguntándose: "¿Qué debo hacer?".

   Creer es imposible para la carne, por eso el hombre se siente impotente, y echa mano a lo que tiene: la posibilidad de hacer obras para agradar a Dios. Y entonces se esmera por realizar cosas que le hagan merecedor del favor de Dios, pero una y otra vez fracasa. Su conciencia nunca alcanza el descanso, porque sabe que no puede agradar a Dios. Pero como es obstinado, y presumido, sigue intentando, porque piensa que en esto, como en todas las demás cosas, él es capaz.

   Creer en Jesucristo es más que creer en su existencia, y más que creer en él como Salvador. Creer en Jesucristo es creer que fuera de él no podemos hallar a Dios ni agradarlo. Es creer que en él el Padre se agradó, y que no hay nadie más en quien él se agrade. Creer en Jesucristo es poner en él toda nuestra confianza, desechando todo aquello que parece digno de fiar. Creer en Jesucristo es dejar todo otro pie de apoyo y confiarnos plenamente en él.

   No sólo los judíos necesitaban esta respuesta de parte del Señor; nosotros también la necesitamos. Nosotros también procuramos hacer las obras de Dios, y miramos a nuestro alrededor qué necesidades podemos suplir, qué planes podemos emprender, qué cosas nuevas podemos implementar.

   Hacer la obra de Dios es detener el curso de todo lo que estamos haciendo, y que no nos dé seguridad, para esperar cómo Dios pone a Jesucristo en el centro de nuestra vida. Sólo entonces estaremos haciendo las obras de Dios. Si nuestra actividad no parte de Jesús no podrá llegar a él. No podemos iniciar cosas para luego pedir a Dios que las bendiga; tenemos que esperar que él las comience para asegurarnos así que son suyas, y que él las respaldará. Hacer la obra de Dios es creer de verdad en Jesucristo.