MEDITACIÓN CRISTIANA PARA CADA DÍA DEL AÑO

 

21 de junio

 

¿Por fe o por vista?

 

   Eran los tiempos en que Siria tenía guerra contra Israel, y Eliseo, el profeta de Dios, estaba en una ciudad llamada Dotán. Entonces, el rey de Siria envió hacia allá un gran ejército, el cual vino de noche y sitió la ciudad. Por la mañana salió el siervo del profeta, y vio los ejércitos que sitiaban la ciudad. Entonces le dijo a Eliseo: "¡Ah, señor mío, ¿qué haremos?". El profeta le contestó: "No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos". Y oró el profeta y dijo: "Te ruego, oh Señor, que abras sus ojos para que vea". Y el Señor abrió los ojos del criado y vio que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de la ciudad (2 Reyes 6:8-23).

    En este episodio se advierte algo tremendamente importante: Más allá de la realidad visible, hay otra realidad, invisible, pero igualmente real, Uno es el plano del espíritu, y el otro, de la carne y la sangre. La Biblia dice que, consecuentemente con ello, existen dos maneras de vivir: por fe y por vista. ¡Tal como un hombre ve, así es como vive! Los hombres sólo pueden ver con sus ojos físicos, a menos que Dios les haya abierto el entendimiento para que vean por medio de la fe.

    La fe es un don de Dios. Cuando Dios toca los ojos de un hombre, entonces éste puede ver. Y no sólo sus ojos ven, sino que su corazón es tocado también, y se produce un milagro en todo su ser. Esto es lo que la Biblia denomina "nacer de nuevo" (Juan 3:3-8).

    Los que han nacido de nuevo tienen la vida de Dios, y han nacido del agua y del espíritu. Ellos andan por fe. Uno de ellos, el apóstol Pablo, decía: "No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Co. 4:18).

    Los que tienen los ojos del entendimiento ungidos con colirio ven, como Eliseo, los carros de fuego que Dios ha enviado para defenderlos. Si usted pone su confianza en el Señor Jesucristo hoy, puede comenzar a ver así la vida. Experimentará un nuevo nacimiento, la experiencia más dichosa que haya tenido jamás. Si usted puede llegar a ver las cosas por la fe, será la señal de que el Señor habrá hecho una obra en su vida.

    Esto es imposible de ser hecho por el hombre. Ningún invento humano podrá jamás producir un milagro así. Todo lo que el hombre puede hacer es transformar la materia, pero nunca podrá transformar la ceguera del alma en luz, ni la muerte en vida.

    Si usted puede ver los carros de fuego que hay alrededor y los ángeles que guardan su morada, entonces nada podrá infundirle temor, porque Dios está a favor suyo. Si usted puede ver estas cosas, entonces usted es uno que camina por fe.

    Hoy hay muchos que siguen los pasos de Tomás, aquel discípulo que decía: "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré". A éste, el Señor le dijo: "No seas incrédulo, sino creyente. Porque has visto, Tomás, por eso has creído. Pero bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Juan 20:24-29).